Tarde o temprano, damos con gente así: en el colegio, la universidad, nuestro ámbito familiar o laboral, el barrio o la calle o simplemente a través del Facebook. Están por doquier y se han constituido en una de las peores plagas del siglo XXI: la gente sintética.
¿Quienes son y por qué se les conoce como "los sintéticos"? Ni ellos mismos lo saben. En su afán por llamar la atención que les niegan en sus hogares, estos individuos (generalmente hombres) tratan por todos los medios de alejarse de todos los estereotipos conocidos por la sociedad así como también de su propia personalidad. Se reinventan a si mismos...de la peor manera posible
Es así como, tomando un poco de aquí y de allá, configuran un gusto musical "propio" un estilo para vestir "único" una forma de ver la vida "como realmente es" y se hacen llamar "alternativos". En cuanto a sus hábitos y estilo de vida pareciera que su ejemplo a seguir fuera Charlie Sheen - Harper: las drogas, el alcohol y otros excesos son el condimento obligado de todos sus viernes por la noche...y sus lunes en la madrugada.
Dentro de este mismo orden de cosas, vale la pena anotar (también a modo de seria advertencia) que estos individuos, independientemente de que tengan o no dinero, procuraran gozar de sus parrandas y bacanales a costa de los demás. Darán la impresión de ser gente "bien", de una familia pudiente y prestante, pero esto, como todo lo demás en sus vidas, no es más que una mera apariencia: todo el tiempo se la pasan pidiendo plata prestada (que no vuelve a ser vista nunca más) o hábilmente manipulan a sus víctimas para convencerlas de que son ellas quienes deben invitar o en general pagar por cualquier cosa que los sintéticos también consumen y de la cual, de un modo u otro, se benefician. Pero si alguno de estos incautos les pide plata prestada y ellos, por azares del destino, si la tienen y se la prestan...¡Pobres de ellos si nos se la pagan! En otras palabras, su lema es la ley del embudo: lo ancho para ellos y lo angosto para los demás.
Por lo general posan como intelectuales, tipos cultos, leídos y estudiados que hacen alarde de conocimientos en su circulo de amigos - aduladores (que son amigos suyos más por aguante y falta de oficio que por verdadera amistad) haciendo apuntes o comentarios, casi siempre despectivos, de algún escritor, poeta o filosofo del que alguna vez oyeron hablar...pero del que no han leído ni siquiera el título de al menos una de sus obras (desde el colegio no leen nada) Y, para reforzar esta idea, comentaran cualquier cosa de cualquier artista, autor o cantante mencionado en una conversación...aunque sea la primera vez que lo oyen nombrar y no es raro que escriban cualquier estolidez que luego mandan por correo a sus incautos amigos para pasar como tipos "muy interesantes" o "rebelados contra esta sórdida sociedad de consumo".
Sobra decir que en lo que se refiere a la política, la historia, la filosofía, el arte y el entretenimiento exhiben la misma falta de fundamento...y de cualquier manera opinaran con la habilidad suficiente como para disimular su ignorancia.
El lector se preguntará que tanto de cada tribu urbana hay en cada uno de estos individuos...hum, eso es difícil saberlo y se puede afirmar que reúnen un poquito de cada uno: posan y se toman 500.000 fotos "cool" que luego suben al Facebook, pidiéndole a todo el que conozcan que se las comente o les ponga "me gusta" (como los floggers) Visten de colores oscuros y no se cuidan mucho el cabello además de mostrarse bruscos y exhibir innecesariamente una virilidad de la que no están muy seguros (como los metaleros y los punketos) eso si, siempre buscaran estar a la moda (como los farandulas) y casi todo el tiempo adoptan el papel de victimas y se la pasan diciendo que el mundo es una porquería y la sociedad un sistema opresor además de mantener el misterio en torno a su orientación sexual (como los emos) y escuchan cualquier tipo de música(cuando digo cualquiera en verdad quiero decir CUALQUIERA, hasta el género más abyecto y deleznable)...al menos según ellos mismos, eso si, en función del público que tengan (como las lámparas).
A cada momento, darán entender que ellos tienen la razón y están en lo cierto...y que el resto del mundo está muy mal por no ser como ellos. Los sintéticos son verdaderos depredadores personales y emocionales que analizaran agudamente los puntos débiles de sus víctimas: sus inseguridades, sus miedos y sus temores para usarlos en contra de ellos y en su propio beneficio. Es así como no desaprovecharan oportunidad para burlarse de los demás y dejarlos en ridículo frente a todo el mundo. Criticaran sus gustos para vestir, la música que escuchan, las personas en las que se fijan y en general, cualquier cosa que hagan (aunque ellos mismos no hagan ni un carajo) todo esto en su afán de ocultar su lastimoso complejo de inferioridad.
¿Lástima o desprecio? El lector, que muy seguramente conoce a alguien así, sea personalmente o por referencia, elegirá qué sentimiento le inspira. El autor de este post siente una profunda repulsión
miércoles, 30 de marzo de 2011
martes, 29 de marzo de 2011
QUIEN VE AL POLLO Y LO QUE CHILLA
ADVERTENCIA: Si bien las situaciones descritas son reales, los nombres de los directamente implicados han sido modificados para proteger su identidad. Se recomienda discreción.
Alguna vez alguien dijo algo que me causó una profunda herida: que la universidad era uno de esos lugares en los que el amor florecía en cada rincón...lo cual es: CIERTO y si me hirió era porque para mi desdicha, no era mi caso: el amor siempre que ha florecido en mi vida ha estado marcado por la adversidad: a los que yo quiero, no me dan ni la hora y los que se fijan en mi los ignoro y, no en pocas ocasiones, hasta los humillo. Triste pero cierto: nunca he dicho que sea perfecto. Pero bueno, de mis desventuras amorosas hablare en otro post (de pronto).
Volviendo a la historia que quiero contar, diré que esa premisa de que en la universidad el amor florece en cada rincón se ajusta como anillo al dedo al caso de los tres protagonistas de esta historia...lo que tal vez no tuvo en cuenta quien dijera tal cosa, es que si bien es cierto que el amor florece en cada rincón del campus, también es cierto que no siempre florece de la forma en que uno espera.
Para empezar, hablaré de la primera persona implicada: La Yuyis, una muchacha a la que conocí hace ya algún tiempo y de la que me hice muy amigo y muy rápido; la conocí en el mismo curso en el que conocí al Cantor y al Pollo, de quienes también me hice muy amigo. Ellos dos también son muy buenos amigos.
Resultó ser que el Cantor y la Yuyis se gustaron y no tardaron en cuadrarse. Pero ese noviazgo no pasó de durar unos cuantos meses: a la primera pelea realmente seria terminaron y ambos quedaron muy mal, porque pese a todo, se querían (como todos saben, los sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana) El caso es que yo, el Brujo, resulte convirtiéndome en mediador entre los dos: yo los aconsejaba lo mejor que podía, los escuchaba, los ayudaba a recuperarse el uno al otro...pero no hubo caso.
La Yuyis, aparentemente no estaba muy segura de volver con el Cantor y, eso marcó el principio del fin. Entre ellos empezó a darse un tire y afloje, el típico juego del "si...pero de pronto no" en el que, como es fácil suponer, ninguno de los dos puso mucho de su parte. Se llamaban, chateaban, iban juntos a varias cosas, él se desvivía por atenderla a ella, por ayudarla en lo que necesitara, por avivar el fuego, remendar los pedazos rotos...inútil, completamente inútil. Además y, para acabar de completar, parecía que el Cantor tenía competencia: todo parecía indicar que no era el único pretendiente de la Yuyis y eso no hacía más que complicar las cosas. El caso es que, finalmente, las cosas quedaron así: cada uno por su lado y si te vi, no me acuerdo. El Cantor simplemente desapareció del panorama, nunca más fue visto por nadie y hasta el sol de hoy no se sabe nada de él. Con la Yuyis si seguimos en contacto: nos hablamos, chateamos a menudo, nos contamos cosas y nos ayudamos en lo que se nos ofrezca (a mi se me ofrece mucho más que a ella, pero bueno...).
A estas alturas el lector se debe estar preguntando por el famosísimo Pollo, pues bien, de él dire que al menos en esta primera fase de la historia, ocupó un lugar marginal. Pero en la segunda se convierte en protagonista: sucede que yo los tengo a los tres de amigos en el Facebook y de cierto momento a la fecha, he notado que la Yuyis constantemente le escribe al Pollo en el muro cuando antes apenas si se hablaban, todo apunta a que chatean con bastante regularidad (a los dos los tengo en el msn y la misma Yuyis me confeso que también ahí eliminó al Cantor), se hacen favores, hacen planes juntos, salen a rumbear con más amigos etc. Seguramente sea muy pronto para sacar conclusiones "maliciosas" y, hasta donde he podido ver, las cosas entre ambos no han tomado un rumbo romántico...aún (o quien sabe..).
La verdad yo siempre he sido un man muy truculento y malpensado, hilo muy fino y soy algo paranoico (ese algo es casi que por cortesía, la verdad soy re paranoico) Por eso, pienso yo, es necesario contar con la opinión de alguien centrado y objetivo que pueda servir como punto de equilibrio. Y ese alguien es la Marzes, mi mejor amiga: le conté lo que sucedía y ella me escuchó impasible, acostumbrada a escuchar cosas que no son asunto ni del que las cuenta ni mucho menos de quien las escucha. Pues resulta que ella llegó al mismo punto que yo: probablemente si...pero quien sabe, de pronto eran impresiones mías nada más.
Hasta el día de hoy, la Yuyis, el Pollo y yo seguimos hablando, ninguno de los dos me suelta prenda de nada pero, la verdad, a mi me gustaría más que fuera verdad lo que sospecho de ellos a que fueran simples impresiones mías. Los dos harían una muy buena pareja.
Pero lo cierto es que, si eso es así, probaría mi propia teoría de que el amor puede florecer en cualquier rincón de una universidad, pero nunca de la misma forma y no siempre con la persona más opcionada. Hasta la persona más callada, la que menos busca sobresalir o llamar la atención puede poner de cabeza el mundo de alguien y moverle el piso sin que la persona en cuestión se explique cómo pudo haber pasado. Pero bueno, a lo hecho, pecho, el amor puede ser muchas cosas menos lógico y predecible. Sé que esta entrada parece sacada del archivo de la Negra Candela pero, bueno, supongo yo que todo tiene su espacio y su momento, incluyendo historias de este corte. No se si sea la última que escribo pero espero que la disfruten, que la comenten y...si de pronto les ha sucedido algo similar (sea cual sea su papel en la historia) no teman hacérmelo saber. Resultare haciendo un post al respecto pero sus identidades estarán a salvo conmigo. I promise. Por hoy no es más, esperen más posts y...que Dios los perdone por perder el tiempo leyendo mis sandeces.
Alguna vez alguien dijo algo que me causó una profunda herida: que la universidad era uno de esos lugares en los que el amor florecía en cada rincón...lo cual es: CIERTO y si me hirió era porque para mi desdicha, no era mi caso: el amor siempre que ha florecido en mi vida ha estado marcado por la adversidad: a los que yo quiero, no me dan ni la hora y los que se fijan en mi los ignoro y, no en pocas ocasiones, hasta los humillo. Triste pero cierto: nunca he dicho que sea perfecto. Pero bueno, de mis desventuras amorosas hablare en otro post (de pronto).
Volviendo a la historia que quiero contar, diré que esa premisa de que en la universidad el amor florece en cada rincón se ajusta como anillo al dedo al caso de los tres protagonistas de esta historia...lo que tal vez no tuvo en cuenta quien dijera tal cosa, es que si bien es cierto que el amor florece en cada rincón del campus, también es cierto que no siempre florece de la forma en que uno espera.
Para empezar, hablaré de la primera persona implicada: La Yuyis, una muchacha a la que conocí hace ya algún tiempo y de la que me hice muy amigo y muy rápido; la conocí en el mismo curso en el que conocí al Cantor y al Pollo, de quienes también me hice muy amigo. Ellos dos también son muy buenos amigos.
Resultó ser que el Cantor y la Yuyis se gustaron y no tardaron en cuadrarse. Pero ese noviazgo no pasó de durar unos cuantos meses: a la primera pelea realmente seria terminaron y ambos quedaron muy mal, porque pese a todo, se querían (como todos saben, los sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana) El caso es que yo, el Brujo, resulte convirtiéndome en mediador entre los dos: yo los aconsejaba lo mejor que podía, los escuchaba, los ayudaba a recuperarse el uno al otro...pero no hubo caso.
La Yuyis, aparentemente no estaba muy segura de volver con el Cantor y, eso marcó el principio del fin. Entre ellos empezó a darse un tire y afloje, el típico juego del "si...pero de pronto no" en el que, como es fácil suponer, ninguno de los dos puso mucho de su parte. Se llamaban, chateaban, iban juntos a varias cosas, él se desvivía por atenderla a ella, por ayudarla en lo que necesitara, por avivar el fuego, remendar los pedazos rotos...inútil, completamente inútil. Además y, para acabar de completar, parecía que el Cantor tenía competencia: todo parecía indicar que no era el único pretendiente de la Yuyis y eso no hacía más que complicar las cosas. El caso es que, finalmente, las cosas quedaron así: cada uno por su lado y si te vi, no me acuerdo. El Cantor simplemente desapareció del panorama, nunca más fue visto por nadie y hasta el sol de hoy no se sabe nada de él. Con la Yuyis si seguimos en contacto: nos hablamos, chateamos a menudo, nos contamos cosas y nos ayudamos en lo que se nos ofrezca (a mi se me ofrece mucho más que a ella, pero bueno...).
A estas alturas el lector se debe estar preguntando por el famosísimo Pollo, pues bien, de él dire que al menos en esta primera fase de la historia, ocupó un lugar marginal. Pero en la segunda se convierte en protagonista: sucede que yo los tengo a los tres de amigos en el Facebook y de cierto momento a la fecha, he notado que la Yuyis constantemente le escribe al Pollo en el muro cuando antes apenas si se hablaban, todo apunta a que chatean con bastante regularidad (a los dos los tengo en el msn y la misma Yuyis me confeso que también ahí eliminó al Cantor), se hacen favores, hacen planes juntos, salen a rumbear con más amigos etc. Seguramente sea muy pronto para sacar conclusiones "maliciosas" y, hasta donde he podido ver, las cosas entre ambos no han tomado un rumbo romántico...aún (o quien sabe..).
La verdad yo siempre he sido un man muy truculento y malpensado, hilo muy fino y soy algo paranoico (ese algo es casi que por cortesía, la verdad soy re paranoico) Por eso, pienso yo, es necesario contar con la opinión de alguien centrado y objetivo que pueda servir como punto de equilibrio. Y ese alguien es la Marzes, mi mejor amiga: le conté lo que sucedía y ella me escuchó impasible, acostumbrada a escuchar cosas que no son asunto ni del que las cuenta ni mucho menos de quien las escucha. Pues resulta que ella llegó al mismo punto que yo: probablemente si...pero quien sabe, de pronto eran impresiones mías nada más.
Hasta el día de hoy, la Yuyis, el Pollo y yo seguimos hablando, ninguno de los dos me suelta prenda de nada pero, la verdad, a mi me gustaría más que fuera verdad lo que sospecho de ellos a que fueran simples impresiones mías. Los dos harían una muy buena pareja.
Pero lo cierto es que, si eso es así, probaría mi propia teoría de que el amor puede florecer en cualquier rincón de una universidad, pero nunca de la misma forma y no siempre con la persona más opcionada. Hasta la persona más callada, la que menos busca sobresalir o llamar la atención puede poner de cabeza el mundo de alguien y moverle el piso sin que la persona en cuestión se explique cómo pudo haber pasado. Pero bueno, a lo hecho, pecho, el amor puede ser muchas cosas menos lógico y predecible. Sé que esta entrada parece sacada del archivo de la Negra Candela pero, bueno, supongo yo que todo tiene su espacio y su momento, incluyendo historias de este corte. No se si sea la última que escribo pero espero que la disfruten, que la comenten y...si de pronto les ha sucedido algo similar (sea cual sea su papel en la historia) no teman hacérmelo saber. Resultare haciendo un post al respecto pero sus identidades estarán a salvo conmigo. I promise. Por hoy no es más, esperen más posts y...que Dios los perdone por perder el tiempo leyendo mis sandeces.
lunes, 28 de marzo de 2011
EL CAMINO DE UN ESCRITOR: LA CREACIÓN DE MUNDOS SUCESIVOS
Recuerdo perfectamente el día en que me hice escritor: tenía la tierna edad de 11 - tal vez demasiado inocentes - años. Fue en el colegio, en el salón de clases, estabamos un grupo de niñas y yo. Ellas decidieron jugar a algo, así que simularon que una de ellas, era atropellada. La que parecía llevar la voz cantante, me dijo en tono autoritario: "Bueno, usted ESCRIBA" Y fue como una sentencia.
Anote y anote lo que pasaba en una de esas hojas cuadriculadas que se sacan del corazón de un cuaderno, la traje a mi casa y pasé a computador lo que había escrito, pero ahora, frente a la pantalla del computador, solo y sin nadie mirándome, coloree todo lo que me habían dictado con la imaginación discordante y absurda propia de mi niñez. Así nació mi primera novela: "Un Viaje Hacia El Frijol" originalmente se suponía que iba a ser una novela de superación personal pero inevitablemente le fui añadiendo más y más locuras e incoherencias hasta convertirla en algo parecido a un culebrón venezolano. Finalmente la borre.
A ese intento fallido por hacer una novela, le siguieron unos cuantos más, siempre con el mismo resultado. Eran historias disonantes, sin rumbo ni fin claros. Hasta que en el colegio nos mandaron a leer Crónica de Una Muerte Anunciada (1981) de Gabriel García Márquez (la típica novela de este autor que mandan a leer en el bachillerato) Quede prendado: el haber leído la obra de García Márquez definitivamente marcó un antes y un después en mi carrera de escritor e inicio mi educación autodidacta: ya no volvería a escribir como antes. Después de Crónica de Una Muerte Anunciada, me leí su obra maestra: Cien Años de Soledad (1967) y quede aún más maravillado. Tanto así, que resulte escribiendo una novela muy parecida que, sin embargo, se perdió por un colapso del Sistema Operativo.
También por esa época me leí El Amor en Los Tiempos del Cólera (1985) otra gran obra de Gabo que, debo confesarlo, me ofreció una decepcionante visión del amor. Por esa misma época me leí algunos de sus cuentos y La Mala Hora (1962) una novela bastante desconcertante.
Después de García Márquez (mas o menos un año después) me regalaron La Casa de Los Espíritus (1982) de Isabel Allende, quien tiene el mismo estilo de García Márquez (el realismo mágico) Allende se constituiría en otra gran influencia en mi estilo, influencia que se vio reforzada al leer De Amor y De Sombra (1984) y Paula (1994) su novela autobiográfica que es además un vívido retrato de ella como mujer, como escritora y como madre que debe ver morir a su hija. Cabe anotar que, desde aquel suceso con el Sistema Operativo, me he limitado a planear novelas: creo personajes en torno a personas que veo en la televisión, en películas, en revistas, en la calle o que conozco, incluyendo amigos y familiares, creo determinadas situaciones en ciertas épocas (al principio guardando una gran similitud con las obras de García Márquez y Allende) pero nada más...no he vuelto a escribir novelas desde entonces hasta ahora. Aunque no he dejado de planearlas; de construirlas mentalmente, por lo menos a grosso modo, con la esperanza de plasmarlas en papel lo más pronto posible.
Años después de haber entrado a la universidad (los primeros años no cuentan para mi), entre en contacto con Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo, una novela que no puedo calificar más que de sensual y hedonista, al menos para quien sepa fijarse en los detalles de ciertas descripciones y leer entre líneas ciertos pasajes. Pero también con una obra irremediablemente mediocre: Satanás (2002) Por paradójico que parezca, esta obra (que la verdad parece escrita por un niño de 8 años) salpicada de hechos sangrientos y rematada por uno que pasó a formar parte de las páginas negras de la historia de Bogotá (la Matanza de Pozzeto); marcada fatalmente por pálidas y patéticas alusiones paródicas a un clásico del cine de terror (El Exorcista) y evidenciando un pobre, por no decir nulo, manejo de los personajes y sus destinos...me sirvió de inspiración.
Esta novela, además de llenar mis noches de horrendas pesadillas y sumirme en un estado de terror constante (al menos durante la noche) me enseñó algo que ya todo el mundo sabía: que también en los últimos 20 o 25 años han ocurrido cosas dignas de ser escritas en una novela; historias estremecedoras, protagonizadas por hombres y mujeres de todo tipo, de toda clase, de toda edad y toda procedencia y ocupación. Historias seguramente anónimas, pero de cualquier modo interesantes, con las cuales, quienes uno, como escritor menos se imagina, puede sentirse plenamente identificado.
Se inauguraba así una nueva era en la que planearía varias novelas cada una desarrollada en una época distinta: los 60, años de glamour, de clase, de libertad, de música psicodélica, de hippies y de voces de protesta; los 70, años de excesos, de decadencia, de música romántica, de terrorismo, de guerra, de dictaduras militares; los 80, años de materialismo, de narcotrafico, años de pop y baladas, años marcados por la Toma del Palacio de Justicia, la tragedia de Armero, los magnicidios y la narcoeconomía; los 90, años del despegue de la tecnología, del copete Alf, del narcoterrorismo y el terrorismo internacional, del apogeo de la economía norteamericana, de las mejores bandas de pop tanto en inglés como en español....en cada época se desarrollarían como máximo dos historias, eso si, teniendo en cuenta una división cronológica entre los principios y los finales de cada época.
Para culminar, en un curso de la universidad, tuve que leer la obra de una escritora brasileña (aunque ucraniana de orígenes y de nacimiento) de quien ya había oído hablar alguna vez. Una tal Clarice Lispector. Mientras leí su primera novela, siguió siendo Clarice Lispector, pero cuando empece a leer sus cuentos, se convirtió en Clarice, mi mentora, mi guía no sólo en nuevas formas de escritura, sino también en nuevas formas de ver el mundo, la vida cotidiana, lo que me rodea. De todos los autores que leí, fue ella la única en animarme a escribir cuentos con la premisa más simple y maravillosa que puede tener una escritor de cuentos: escribir con plena y absoluta libertad en todos los sentidos.
Este es el punto en el que estoy ahora y del cual, eventualmente tendré que moverme. Ya he escrito un buen número de cuentos que tal vez publique por este medio. Hasta el momento me ha parecido decepcionante, cuando no infructuoso, todo intento por participar en concursos de cuento (aún así no pierdo la esperanza de participar en uno) Me he prometido que cuando termine la lista de cuentos, cuyos títulos ya he escrito en un rapto de inspiración, escribiré una de las tantas novelas que tengo en el tintero. No sé cuál de todas irá de primeras, pero sé que la escribiré tan pronto como termine los cuentos.
Este ha sido, a grosso modo, el camino que he recorrido como escritor, desde mis inicios hasta la actualidad. Espero además que este medio sirva para abrirme nuevos horizontes en el campo de la escritura, que mi estilo sea del agrado de muchos y empiece a contar con seguidores. Por ahora esto es todo pero...esperen más.
Anote y anote lo que pasaba en una de esas hojas cuadriculadas que se sacan del corazón de un cuaderno, la traje a mi casa y pasé a computador lo que había escrito, pero ahora, frente a la pantalla del computador, solo y sin nadie mirándome, coloree todo lo que me habían dictado con la imaginación discordante y absurda propia de mi niñez. Así nació mi primera novela: "Un Viaje Hacia El Frijol" originalmente se suponía que iba a ser una novela de superación personal pero inevitablemente le fui añadiendo más y más locuras e incoherencias hasta convertirla en algo parecido a un culebrón venezolano. Finalmente la borre.
A ese intento fallido por hacer una novela, le siguieron unos cuantos más, siempre con el mismo resultado. Eran historias disonantes, sin rumbo ni fin claros. Hasta que en el colegio nos mandaron a leer Crónica de Una Muerte Anunciada (1981) de Gabriel García Márquez (la típica novela de este autor que mandan a leer en el bachillerato) Quede prendado: el haber leído la obra de García Márquez definitivamente marcó un antes y un después en mi carrera de escritor e inicio mi educación autodidacta: ya no volvería a escribir como antes. Después de Crónica de Una Muerte Anunciada, me leí su obra maestra: Cien Años de Soledad (1967) y quede aún más maravillado. Tanto así, que resulte escribiendo una novela muy parecida que, sin embargo, se perdió por un colapso del Sistema Operativo.
También por esa época me leí El Amor en Los Tiempos del Cólera (1985) otra gran obra de Gabo que, debo confesarlo, me ofreció una decepcionante visión del amor. Por esa misma época me leí algunos de sus cuentos y La Mala Hora (1962) una novela bastante desconcertante.
Después de García Márquez (mas o menos un año después) me regalaron La Casa de Los Espíritus (1982) de Isabel Allende, quien tiene el mismo estilo de García Márquez (el realismo mágico) Allende se constituiría en otra gran influencia en mi estilo, influencia que se vio reforzada al leer De Amor y De Sombra (1984) y Paula (1994) su novela autobiográfica que es además un vívido retrato de ella como mujer, como escritora y como madre que debe ver morir a su hija. Cabe anotar que, desde aquel suceso con el Sistema Operativo, me he limitado a planear novelas: creo personajes en torno a personas que veo en la televisión, en películas, en revistas, en la calle o que conozco, incluyendo amigos y familiares, creo determinadas situaciones en ciertas épocas (al principio guardando una gran similitud con las obras de García Márquez y Allende) pero nada más...no he vuelto a escribir novelas desde entonces hasta ahora. Aunque no he dejado de planearlas; de construirlas mentalmente, por lo menos a grosso modo, con la esperanza de plasmarlas en papel lo más pronto posible.
Años después de haber entrado a la universidad (los primeros años no cuentan para mi), entre en contacto con Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo, una novela que no puedo calificar más que de sensual y hedonista, al menos para quien sepa fijarse en los detalles de ciertas descripciones y leer entre líneas ciertos pasajes. Pero también con una obra irremediablemente mediocre: Satanás (2002) Por paradójico que parezca, esta obra (que la verdad parece escrita por un niño de 8 años) salpicada de hechos sangrientos y rematada por uno que pasó a formar parte de las páginas negras de la historia de Bogotá (la Matanza de Pozzeto); marcada fatalmente por pálidas y patéticas alusiones paródicas a un clásico del cine de terror (El Exorcista) y evidenciando un pobre, por no decir nulo, manejo de los personajes y sus destinos...me sirvió de inspiración.
Esta novela, además de llenar mis noches de horrendas pesadillas y sumirme en un estado de terror constante (al menos durante la noche) me enseñó algo que ya todo el mundo sabía: que también en los últimos 20 o 25 años han ocurrido cosas dignas de ser escritas en una novela; historias estremecedoras, protagonizadas por hombres y mujeres de todo tipo, de toda clase, de toda edad y toda procedencia y ocupación. Historias seguramente anónimas, pero de cualquier modo interesantes, con las cuales, quienes uno, como escritor menos se imagina, puede sentirse plenamente identificado.
Se inauguraba así una nueva era en la que planearía varias novelas cada una desarrollada en una época distinta: los 60, años de glamour, de clase, de libertad, de música psicodélica, de hippies y de voces de protesta; los 70, años de excesos, de decadencia, de música romántica, de terrorismo, de guerra, de dictaduras militares; los 80, años de materialismo, de narcotrafico, años de pop y baladas, años marcados por la Toma del Palacio de Justicia, la tragedia de Armero, los magnicidios y la narcoeconomía; los 90, años del despegue de la tecnología, del copete Alf, del narcoterrorismo y el terrorismo internacional, del apogeo de la economía norteamericana, de las mejores bandas de pop tanto en inglés como en español....en cada época se desarrollarían como máximo dos historias, eso si, teniendo en cuenta una división cronológica entre los principios y los finales de cada época.
Para culminar, en un curso de la universidad, tuve que leer la obra de una escritora brasileña (aunque ucraniana de orígenes y de nacimiento) de quien ya había oído hablar alguna vez. Una tal Clarice Lispector. Mientras leí su primera novela, siguió siendo Clarice Lispector, pero cuando empece a leer sus cuentos, se convirtió en Clarice, mi mentora, mi guía no sólo en nuevas formas de escritura, sino también en nuevas formas de ver el mundo, la vida cotidiana, lo que me rodea. De todos los autores que leí, fue ella la única en animarme a escribir cuentos con la premisa más simple y maravillosa que puede tener una escritor de cuentos: escribir con plena y absoluta libertad en todos los sentidos.
Este es el punto en el que estoy ahora y del cual, eventualmente tendré que moverme. Ya he escrito un buen número de cuentos que tal vez publique por este medio. Hasta el momento me ha parecido decepcionante, cuando no infructuoso, todo intento por participar en concursos de cuento (aún así no pierdo la esperanza de participar en uno) Me he prometido que cuando termine la lista de cuentos, cuyos títulos ya he escrito en un rapto de inspiración, escribiré una de las tantas novelas que tengo en el tintero. No sé cuál de todas irá de primeras, pero sé que la escribiré tan pronto como termine los cuentos.
Este ha sido, a grosso modo, el camino que he recorrido como escritor, desde mis inicios hasta la actualidad. Espero además que este medio sirva para abrirme nuevos horizontes en el campo de la escritura, que mi estilo sea del agrado de muchos y empiece a contar con seguidores. Por ahora esto es todo pero...esperen más.
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