Pero bueno, creo que lo mejor será hablar de esto mismo desde mi propia experiencia como escritor. Yo empece a escribir a una edad muy temprana; una edad en la que no tenia mucho criterio ni tampoco mucha lógica, por estas razones, lo que escribía (recuerdo en particular una novela bastante truculenta) eran cosas bastante disparatadas, sin pies ni mucho menos cabeza. La novela en cuestión era larga, vertiginosa y narraba una historia completamente ajena a la realidad. Era una locura y era muy mala.
Con el paso del tiempo, empece a escribir cosas más reales, más ordenadas, más lógicas...aunque no muy buenas. De repente, abandone la escritura creativa al menos por un tiempo en el que otros asuntos, de índole personal, acapararon mi atención. Eso si: continué, como hasta el día de hoy, urdiendo tramas y creando personajes que espero llevar al papel muy pronto.
Lo que vino después fue mi incursión en el genero periodístico (por decirlo de algún modo) primero en una revista on line, que ya mencioné en cierto oportunidad y ahora aquí, en este, mi blog.
Tras este rápido repaso por mi trayectoria literaria - que, se puede decir, apenas empieza - es que, al menos yo, en cierta forma pude, digamos, prescindir de la inspiración: escribía lo que sea, como fuera y me encantaba. Por eso mismo, podía escribir todos los días. A cualquier hora...pero lo que escribía era lamentable, aunque yo creyera que era lo máximo (muchos escritores se quedan ahí...aún muchos años después de haber pasado por su infancia).
Al empezar a leer la obra de escritores como García Marquez, Isabel Allende, Horacio Quiroga, Franz Kafka o Laura Esquivel, mi estilo, irremediablemente, mutó, sufrió una metamorfosis y se alteró definitiva y afortunadamente...pero empece a escribir menos y fue en ese punto en el que empece a depender de la inspiración y no solo para la creación literaria: también para eligir el tema de los artículos en la revista o los posts que publico acá...me he visto en aprietos.
Por lo tanto, creo que la inspiración es algo intrínsecamente vinculado con la edad y la experiencia en el oficio. Si, ya sé que descubrí el agua tibia..pero tal vez no para todo el mundo. Lo cierto es que una vez que uno empieza a depender de la inspiración, no es el comienzo del fin, sino de una nueva etapa. Una etapa difícil, pero fructífera y gratificante siempre que, en las esporádicas visitas de esa musa tornadiza, se le saque el máximo provecho y no sólo el necesario para lo que se está haciendo en el momento, sino también guardar para el futuro. De este modo, la dependencia irá mermando hasta que llegará el día en que uno pueda escribir por si mismo, en su propio estilo.
Por lo mismo, no es coincidencia que autores como Clarice Lispector cargará consigo una libretita en la que apuntaba todo lo que consideraba de algún valor para usarlo...tale vez en el momento...o tal vez más adelante.
Todo esto, sin embargo, puede parecer bastante obvio e incluso, habrá quienes no estén de acuerdo, por una razón u otra. Pero lo que nadie puede negar es que la inspiración es y ha sido siempre un tema de cierta, aunque no mucha, controversia. Hay quienes la encuentran a cada instante y casi que conviven con ella...pero son casos aislados y muy contados; lo más usual es que se niegue a visitar a los escritores (e incluso otros artistas) cuando estos más la necesitan. Creo además que, paradojicamente, ha sido mi falta de inspiración la que me hizo hablar de la inspiración el día de hoy.
Siendo consecuente con esto, sólo me queda anotar, además, que la incidencia de la inspiración, al menos en la labor literaria, depende también de los cambios que sufre el estilo y la escritura de cada autor. En cierta entrevista, una escritora y periodista señalaba cómo García Márquez había pasado de "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía recordaría la tarde remota en la que su padre lo llevó a conocer el hielo" (Cien años de soledad) a "Mi mamá se me acercó y me dijo: "necesito que me ayudes a vender la casa" (Vivir para contarlas) Conclusión: aprender a concretar, a resumir, a expresarse de manera simple y sencilla...es acercarse a la perfección y, desde ese punto de vista, también se puede decir que llegado a ese punto, se necesita menos de la inspiración: basta con escribir de lo que a uno mejor le parezca y en un lenguaje comprensible. El objetivo principal de la literatura, al menos dese mi perspectiva, es llegar, tocar y transformar. Eso es posible con la inspiración...pero a veces también sin ella.
Gracias por leerme, esperen más posts y feliz inicio de semana. Aprovecho además para enviarle un saludo a mis seguidores, mis dos fieles seguidores en Uruguay y en Galicia (España), no sé como se llaman ni...bueno, no sé nada de sus vidas pero créanme que me encantaría conocerlos o al menos llegar a contactarlos, hablar con ustedes y hacernos buenos amigos. Por ahora los dejo con esta encantadora bachata que descubri hace unos dias. Un saludo, se cuidan y pórtense mal.