lunes, 13 de junio de 2011

TEORÍA DEL DESPECHO


En el fondo, en un nivel subconsciente (aunque no del todo inconsciente) creo que he escogido este tema porque  sé, de primera mano, que en estos momentos El Galán, alguien a quien yo conozco sólo de referencia, está pasando por este terrible estado y la persona que lo causó, es decir El Sardino, a su vez, ha pasado por ese mismo estado. Creo que esta, como muchas otras cosas de las que se han hablado en este blog, es algo que nos atañe a todos por igual, independientemente de nuestra edad, estrato, raza, sexo, credo, opinión política etc. De igual manera, creo que todos nos podemos preciar tanto de haberlo causado, como de haberlo experimentado.

Tiene muchos nombres; nombres poéticos (mal de amores), nombres castizos (tuza) e incluso términos psico-chibchombianos (guayabo emocional) Todos, sin embargo, lo conocemos como el despecho, un sentimiento que incluso, ha llegado a impulsar todo un sector de la industria musical y disográfica: Dario Gómez es conocido como "El Rey del Despecho", Gali Galiano no se le queda atrás y ni que decir de la bachata, la nueva voz del despecho con Aventura a la cabeza.

¿Y qué es el despecho, a fin de cuentas? Bueno, todos tienen su propia definición, sin embargo, en términos generales se puede dar una definición universal: el conjunto de sentimientos de pesar, dolor y tristeza que se experimentan al perder al objeto de nuestro afecto o en su defecto, al no ser correspondidos. En la gran mayoría de los casos, está involucrada una tercera persona por lo que no es raro que hayan cachos de por medio y por ende, también es usual que hayan deseos de venganza, deseos estos que, dicho sea de paso, se expresan a través de comentarios punzantes y ponzoñosos por parte del despechado.

Casos e historias de despechados hay por montones y con una cantidad infinita de variantes y agravantes, aunque también con varias cosas en común: la víctima empieza por idealizar hasta los límites de lo inverosímil a la misma persona que está a punto de romperle el corazón; poco importa que estén o no involucrados en una relación; después, ocurre: la persona en cuestión le rompe el corazón a la desprevenida víctima, la decepciona y de paso, de ñapa, arrasa con la imagen de prístina perfección que la víctima tenía de él y claro: el totazo es violento. Y no sólo porque nadie sea perfecto y muy pocos seres humanos logremos estar a la altura de las expectativas ajenas (a duras penas de las propias); sino también porque la víctima generalmente comete un único, garrafal y mortal error: enamorarse de un desgraciado o una maldita (según el género y la orientación sexual)

Sé muy bien que en la gran mayoría de los casos la víctima solita se monta la película romántica sin que haya ningún fundamento o respaldo por parte de la realidad empírica: se enamoran de personas felizmente casadas o cuadradas con otra/otro, de lesbianas y homosexuales que por obvias razones no pueden corresponderlas o de personas que o bien no sienten nada por la víctima o bien no les interesa siquiera intentar nada con nadie...pero no son pocas las personas que o ilusionan a la víctima estando enoviadas o casadas con otra persona; o de buenas a primeras, teniendo una relación estable con la víctima, la/lo abandonan por alguien más; a veces, alguien que acabó de aparecer en el panorama...muchas veces ni siquiera abandonan a la víctima, sino que ella, dolorosa y humillantemente, debe recopilar una a una las pistas que la llevaran a palpar la cornamenta en su cabeza. O ni siquiera tienen que seguir ninguna pista: un buen día, la realidad las atropellará como una tractomula sin frenos: lo descubrirán de sopetón y de la peor manera posible.

El punto, mi terrible punto, es que las circunstancias que rodean la situación por la que nos sentimos despechados son muchas, pero la causa, en la mayoría de los casos, es una sola: enamorarnos de la persona equivocada y que de ñapa, de obsequio, la persona resulte ser una lacra a la que le importa cinco nuestros sentimientos o si sufrimos o nos deprimimos o prácticamente sacrificamos nuestra vida por él/ella...a cambio de nada. O peor aún, a cambio de desprecio y desplantes de su parte (yo no creo que peor sea nada)

Pero bueno, creo que ya he dicho suficiente de las causas y el origen del despecho. Ahora voy a hablar del despecho en si mismo.

Al menos desde mi punto de vista personal, el despecho se caracteriza por tener un alto componente de depresión (e incluso de tendencias suicidas y autodestructivas y, en no pocas ocasiones, criminales: prácticamente todos los crímenes pasionales se cometen por despecho, lo que sustenta a pasquines tan ramplones y mediocres como El Espacio) Como casi todos lo han notado, hay muchas formas de expresar el dolor y la tristeza propios de la depresión y es esta misma variedad de formas de expresar estos sentimientos la que determina las distintas clases de despechados: la forma más común es encerrarse en uno mismo, la cual define el primer tipo de despechado: El Despechado Tortuga, es aquel que se niega a cualquier contacto con otras personas, a salir de la casa, a organizar su entorno, a afeitarse, a bañarse, a siquiera levantarse de la cama y, en general, a hacer el más mínimo esfuerzo por vivir o, más bien, por sobrevivir. Este tipo de despechado sólo quiero morir...y PRONTO.

Otra forma no tan común es adoptar un comportamiento diametralmente opuesto: es salir a demostrarle al mundo algo que todos, empezando por uno mismo, sabemos que no es verdad: que estamos bien. Esta forma de expresar nuestro dolor define al Despechado Rumbero, ese que se queda un buen tiempo atascado en la fase de la negación: el Despechado Rumbero sale de rumba todos los viernes y sábado, de punta en blanco, dispuesto a pasarla bien, a divertirse en grande...y a arrasar!! Desafortunadamente, sólo arrasa con él mismo en su afán por demostrarse que ya no siente nada por esa persona y, muchas veces, arrastrado por ese mismo afán y por su dolor, cae en tendencias autodestructivas como los vicios y los excesos: alcohol, drogas y promiscuidad son sólo formas de pedir auxilio, de pedir que le saquen a la persona en cuestión de su corazón, de pedir que alguien le ponga fin al dolor que siente.

Del mismo modo, está quien no le da expresión abierta ni evidente a su dolor. Sufre en silencio, sin llorar, sin quejarse, sin decir nada, como un guerrero espartano. Este es El Despechado de Acero Inoxidable, duro, fuerte, resistente y tenaz, sigue con su vida como si nada, sin la más mínima alteración en su rutina diaria, tanto así...que los demás se comen el cuento. Porque por más que sea, usualmente recuerda a esa persona, sufre y elabora a su duelo muy en privado y muy a su manera y casi siempre, llora, sobre todo en las noches, cuando sabe que nadie lo o la va a ver.

Finalmente, está la forma de expresión que, si bien no es la que más suele a asociarse a la depresión, si es la que más se asocia con el despecho. Es una forma que tiene un poco de las dos formas anteriormente descritas: el que se empecina en ahogar sus penas pero, inconscientemente, no hacen más que cultivarlas, complaciéndose en la autocompasión. Esta forma, define al último tipo de despechado: El Despechado "Pobre de Mi", es aquel despechado masoquista que se dedica a, básicamente, darse duro: se sumerge en el alcohol, llora a mares estando sobrio o borracho (en ese estado es difícil distinguir cuando esta sobrio de cuando esta tomado) escucha canciones románticas y/o tristes, le cuenta su infortunio a todo el mundo y, por supuesto, pide comprensión y compasión A MARES.

Independientemente de cual sea el tipo de despechado con el que cada uno de nosotros se identifique, lo cierto es que, como mencioné al principio, todos, en algún momento hemos pasado por esta experiencia...y no deseamos volver a pasar por ella JAMÁS. La mala noticia es que nada ni nadie nos garantiza que así sea; nunca dejamos de estar expuestos a sufrir por amor. La buena noticia, por otra parte, es que de todo se aprende y, como decía Nietzsche, lo que no nos mata nos hace más fuertes...y el despecho no es la excepción.

Con toda seguridad, la primera vez que nos suceda, creeremos que es el fin, que es lo peor que nos ha podido pasar y que, si sobrevivimos, no nos volveremos a enamorar...pues mentira: la única forma de no volver a amar es dejando de vivir. Una vez "se nos pase la tuza" volveremos a caer por alguien más. No se sabe si tendremos o no tendremos suerte con esta nueva persona, pero lo cierto, es que si nos vuelven a romper el corazón, tendremos la fortaleza que no tuvimos la primera vez que nos sucedió y será más fácil y rápido salir adelante. El punto, la cuestión, no es el no sentir dolor; es saber manejar el dolor, fortalecernos y aprender para seguir adelante, más sabios, más fuertes y, por lo mismo, más afortunados y preparados para las cosas buenas que nos esperan.

Jorge Franco Ramos dijo algo en Rosario Tijeras que, hasta el sol de hoy, no ha dejado de obsesionarme: dijo que el amor es como una fila india donde, al primero de la fila, lo quiere el segundo, sin ser correspondido y a ese segundo lo quiere el tercero que tampoco es correspondido y así sucesivamente, de tal modo que, al último de la fila, enamorado sin esperanzas del penúltimo, no lo quiere nadie. Yo, personalmente y por mi propia experiencia, puedo decir que ese último de la fila NO EXISTE. Todos somos tan susceptibles de enamorarnos como de inspirar amor, del mismo modo que, todos, al ser humanos y estar dotados de una naturaleza intrínsecamente sensible, somos tan susceptibles de sufrir por amor como de hacer sufrir por él a los demás.

Lo importante, es recordar que la vida es una sola y que está hecha de muchos instantes, muchos sentimientos y emociones, muchos momentos memorables, muchas sensaciones y todo eso, bueno o malo, merece ser vivido, porque no importa lo mal que nos sintamos, mientras haya un nuevo amanecer, hay nuevas oportunidades de vivir la vida de la mejor manera posible.

Gracias por leerme, espero que la entrada haya sido de su agrado y que me sigan visitando. Se cuidan y los dejo con una canción para todos los despechados, eso si, para que se sientan mejor. Esperen más posts.


Ah, y ¿por que no? También le dejo una canción a todos aquellos que han jugado con los sentimientos ajenos y/o los han pisoteado y lastimado sin compasión y con toda la mala leche y alevosía del caso. A nombre de todos aquellos que, sin que se lo merecieran, derramaron lagrimas y estuvieron despechados por ustedes...aquí les va:








      

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