viernes, 3 de junio de 2011

TORTURA A CIEGAS


Bueno: lo prometido es deuda. Hace ya ufff..rato que había prometido hablar de esto y es ahora, en esta entrada de hoy, que finalmente lo hago: las citas a ciegas o, como el título de la entrada lo indica, la tortura a ciegas.

Supongo que allá afuera habrán muchas personas a las que les ha ido bien en una cita a ciegas. Han sido de buenas y preciso dieron con una muchacha hermosa y cautivadora o con un apuesto galán, joven, atractivo, inteligente y fascinante. Pues por muchos que sean, en relación a quienes les ha ido como a los perros en misa, son una minoría. Una significativa minoría, a decir verdad y en esta entrada hablaré por la apabullante mayoría.

Muchas veces, independientemente de nuestra edad, sexo o estrato social, pasamos por esa etapa. Una etapa infame e ingrata por la que, los que la conocemos, no queremos volver a pasar JAMÁS: el verano, es decir, cero romance y cero sexo. Pocos saben a ciencia cierta cuando es que empieza y ninguno sabe cuando se termina; su comienzo y su fin varían en función de otros factores, pero lo cierto es que es desesperante y no siempre es algo fácil de sobrellevar. Pero es imposible cuando uno tiene ese tipo de amigos y amigas que pretenden arreglarle la vida a todo el mundo (osea que todo el mundo este igual de "bien" que ellos) y que yo, personalmente, clasifico como una funesta variedad de los llamados "vampiros emocionales" No es que haya algo de malo en que los amigos se ayuden los unos a los otros. En lo absoluto, para eso son, para ayudarse, acompañarse, escucharse, aconsejarse y, sobre todo, para ENTENDERSE y sucede que estos "amigos" no sólo no lo entienden bien a uno sino que además tienen una idea bastante tergiversada de lo que es ayudar a un amigo. Estos amigos son los que resultan organizándonos las citas/tortura a ciegas.

Cabe anotar, además, que no serían una tortura si estos amigos que hacen el papel de Celestinos equívocos tuvieran un círculo de amigos y conocidos más...¿como decirlo? Normal. Pero no, es como si tuvieran una vida paralela en la cual se relacionan con toda suerte de criaturas del inframundo, de freaks, de esperpentos y experimentos genéticos, personajes de circo, seres nocturnos y abortos a medio hacer que poco tienen que ver con la gente normal. Y esos son los que le presentan a sus amigos, que son personas comunes y corrientes ¿El resultado? Más que obvio y predecible, excepto para ese amigo, que sin embargo, se las arregla para convencerlo a uno de ir.

Y ¿cómo lo logran? Mezclando verdades con mentiras: "es súper sencillo" (o es tacaño o está re arrancado) "tiene una personalidad fascinante" (está tostao o más loco que una cabra) "es súper inteligente y tiene muy buen promedio" (¿a mi que me importa el promedio del man, ah?) una de las mayores perlas: "tiene un atractivo exótico" (es más feo que pegarle un tiro a la mamá el día de la madre) "es muy familiar; vive súper pendiente de sus padres" (claro que vive súper pendiente de sus padres, si tiene más de cuarenta y todavía vive con ellos...en el garaje) "tiene un estilo propio" (si, propio, propio de su mamá, que a sus mas de treinta y cinco todavía lo viste) Y así sigue y sigue la larga lista de ardides de nuestros amigos. Y no vale la pena preocuparnos, que si las cosas no salen bien en la cita, ya tendrán nuestros amigos muchos otros engendros para presentarnos haber si salimos de ese verano. Tal y como me sucedió a mi por cuenta de una de esas "amigas" (de quien hablaré en otro post, ni crea que no)

La vieja esta me organizó una cita a ciegas con un man que ella si conocía. Y el man me conocía a mi...pero yo ni idea de cómo era el tipo. Ella me decía que el man "era muy inteligente, que tenía el mejor promedio..." y yo repito:¿a uno qué carajos le importa el promedio del tipo? Eso vale madres para efectos de una cita que se supone va a ser romántica. Pero bueno, el caso es que accedí y, después de muchos ires y venires, de muchas llamadas y desencuentros, lo conocí. Ho-rri-ble. Yo he visto gente fea...pero como ese tipo NADIE. Era una verdadera morsa sin nada de medidas; una sola circunferencia. Moreno, mechudo, desaliñado, dejado, ojisaltón, hediondo, una cosa feísima a la que no se la come ni la pereza... ni mucho menos yo. No tuve el valor de salir corriendo. Y me aguante la cita...y por supuesto, al man. Aparte de todo, era INMAMABLE. Todo lo criticaba, todo lo juzgaba, todo le chocaba...era un estrés.

El man, para colmo, no tenía plata ese día porque no le habían consignado, por lo que la cita nos tocó continuarla en su apartamento, a pocas cuadras de allí...tranquilos: el man no se propasó ni se aprovechó de mi. Lo que si es que...de una, me lo pidió. Y yo, de una...le dije que NO, dejandolo descaradamente sorprendido. Eso fue como lo que tanto se dice por ahí: un man o una chica dotados de gran atractivo físico estan llenos de complejos (bueno, a veces) pero los bagres si se creen divinos e irresistibles, tal como ese tipejo quinta categoría. Tanto así que hasta insistió en preguntarme que por que no, algo a lo que pude haber contestado de muuuuuuchas formas, pero me limite a resumirlo diciendo: usted no es mi tipo. Y ese fue el fin de la cita, de inmediato el man recibió una llamada, me dijo (o de pronto se inventó) que tenía que salir a no sé qué y entonces me acompañaba a la salida. Respiré con un alivio inmenso, agarre mi mochila y me fui...¡pero arriao! De la vieja que me organizó la cita, como mencioné anteriormente, hablaré más y más a fondo en otro post, pero creo que sobra decir que ya no somos ni volveremos a ser amigos JAMÁS. 

Y eso sólo por hablar de las veces en que las citas a ciegas se concretan a través de un amigo. Pero no son pocas las veces en que uno mismo, por su propia voluntad y llevado por la desesperación, que va como cordero al matadero y se lanza a tener una cita a ciegas. Tan arriesgado como jugar a la ruleta rusa, en serio que si, literalmente. Muchos creen ingenuamente que el hecho de que sea uno mismo quien se busque sus prospectos, garantiza que uno se va a ahorrar malos momentos y sorpresas desagradables ¡Craso error! 

Para mis fans (que presiento que no son así como muuuuchos) que se leyeron ANZUELOS VISUALES, debe ser fácil imaginar por qué es un error pensar que uno no se expone a nada peligroso en una cita a ciegas que uno mismo está organizando. Igual, es a ciegas. A-cie-gas. Uno no puede estar seguro de lo que se va a encontrar, de lo que va a tener que frentear. Tanto en una red social como Facebook, o en el MSN o en las tantas agencias matrimoniales on line, mentir es tan sencillo, e incluso divertido, como montar una foto falsa o dar una descripción física que nada tiene que ver con la realidad. Después es a nosotros los que nos toca darnos cuenta de la verdad, cuando nos estrellemos estrepitosamente contra ella...precisamente en la méndiga cita a ciegas.  Para explicarme, creo que lo mejor será contándoles una historia de la vida real; algo que le ocurrió al Sardino.

El man conoció a un tipo por el Facebook, el man, tenía por foto de perfil un atardecer, si, muy bonito y todo, pero ese, obviamente, no era el tipo y era indispensable saber qué terreno estaba pisando. Sobre todo, teniendo en cuenta que el man, ya había demostrado como mucho interés en El Sardino, esto dado que el mismo Sardino, llevado por la soledad y la desesperación, le botaba pelota al man, sin siquiera saber como era e incluso, el man llegó a decirle que se vieran ya mismo en una estación de transmilenio. Un sábado a las seis de la tarde. Por obvias razones El Sardino se negó. Para colmo, el man le decía al Sardino, cuando este le preguntaba por la foto, que no, que era que su cuñada se le había llevado la cámara. Y unos meses más tarde, cuando le volvió a preguntar por lo mismo, el tipo salió con la excusa del año para no tener una foto: "tu no sabes lo complicada que es mi vida" Sin comentarios. Finalmente quedaron de verse.

Era un domingo, a eso de las nueve de la mañana. En la estación de transmilenio de la Universidad Nacional, pero al lado opuesto de donde estaba la Universidad. El Sardino llegó y eso estaba desierto. No había ni un alma...a excepción de un tipo sentado en una esquina con una horrenda cara de atracador y una pinta inmunda. El Sardino se asustó, pensó, y no sin razón, que por muy de día que fuera y muy claro que estuviera, eso ahí estaba muy solo y ese tipo podía atracarlo, matarlo, mejor dicho, hacerle de todo y nadie se enteraba. Por eso, empezó a caminar en sentido opuesto al del gañán este, rogando para que el tipo con el que se suponía que se iba a ver, lo llamara y le dijera qué pasó y por qué no aparecía.

Y sucedió. Su celular sonó y era él: "Hola, pasaste delante mío como tres veces y no me viste" fueron sus palabras. El Sardino volteó a ver y en efecto: era el indio con cara de tugurio que lo había sacado corriendo. Ese era su apuesto galán. El Sardino, al igual que yo, no tuvo valor para correr. Se quedó ahí para mamarse otra horrenda cita. El tipo era un pelmazo total: egocéntrico, charlatán, aburrido, ordinario y mañé. Incluso le confesó que era virgen, cosa que a nadie que lo conozca, debería sorprenderle. Tampoco es sorprendente que esa hubiera sido su primera y última cita. El Sardino lo eliminó del MSN, del Facebook y de su memoria...pero el man no. Más o menos un año después, lo llamó al celular sólo para recibir lo que se merecía: que El Sardino le tirara el teléfono. Desde esa vez ni más.

Para concluir, repito una vez más, que las citas a ciegas son un riesgo innecesario. Y si, muchas veces quienes tienen el valor y el poco sentido común para embarcarse en una de ellas, son bien recompensados. Los otros, la gran mayoría entre los que estamos El Sardino y yo, no podemos decir lo mismo: nosotros si nos quemamos y aprendimos. Cero citas a ciegas. Es lo peor.

Poniendo de lado a estos pocos afortunados (Y en ciertos casos ni siquiera poniéndolos de lado) diré que las citas a ciegas son sólo para los feos y la gente depravada o que está muy sola o muy desesperada...y estas dos últimas situaciones no justifican caer tan bajo como para someterse a una tortura semejante ni para hacer muchas otras cosas que de hecho hacen. Es por eso que les digo, a todas las personas normales, de bien, con buen gusto para todo, mentalmente sanas, con una anatomía y una fisonomía fácilmente catalogables dentro del género humano, si estan pasando por el famosísimo verano...no se desesperen, más bien esperen, aguanten, tengan paciencia, vayan a terapia, comprense un muñeco o muñeca inflable...qué sé yo. Pero nunca, bajo ninguna circunstancia, se pongan cita con un perfecto extraño. Corren un altísimo riesgo de esperar encontrarse con Brad Pitt o Angelina Jolie y resultan quedando frente a frente con la Bruja de Blair o con El Coco.

Muchas gracias por leerme. Después de ooootro largo receso por motivos de salud, he vuelto. Espero que este post haya sido de su agrado como también espero que lo sean mis próximas entradas. Un saludo. Se cuidan y los dejo con el video de una canción dedicada íntegramente a los feos y feas, a los mentecatos, los papanatas, los sumbambicos, los loosers y las lámparas que nos han tocado en nuestras desastrosas citas/torturas a ciegas.






    

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