viernes, 17 de junio de 2011

BALDES DE AGUA FRÍA


Es inevitable hacerlo de vez en cuando: volar, volar muy muy alto...tal vez más allá de donde debemos y podemos. En esos casos, es necesario aterrizar o, en su defecto, que alguien nos aterrice, nos plante los pies en la tierra de nuevo y nos haga abrir los ojos a la realidad, el problema...es que ese aterrizaje, por sano y necesario que sea, también puede ser muy doloroso.

Digo esto, a propósito de un personaje que ya es frecuente en las entradas de este blog: El Sardino, el sufrido y atribulado Sardino. Como muchos de mis lectores frecuentes se han podido dar cuenta, él no ha sido muy afortunado en lo que respecta al amor...y ahora está, casi que de levantar con cuchara.

Él, hasta hace muy poco, estaba muy emocionado con la idea de jugar sus últimas cartas con El Flaco. Estaba lleno de esperanzas, de añoranzas, de optimismo...y alguien le hizo el (¿)favor(?) de aterrizarlo, de coger y decirle: no, parce, eso no va para ningún lado. Y lo más triste, es que se lo dijo precisamente porque El Sardino le pidió consejo al respecto; un consejo que, además, no necesitaba (al menos eso digo yo que lo vi tan decidido a hacer...lo que sea que fuera a hacer).

El susodicho consejo se lo dio un amigo de él que yo no conozco: El Cuentero y él, después de escuchar su larga historia, le hizo ver que El Flaco nunca lo correspondió que lo mejor, en su humilde opinión, era cerrar esa etapa.

Obviamente, eso es algo duro, difícil de asimilar y de aceptar y más conociendo al Sardino. Para él, enfrentarse ante lo evidente y aparentemente inevitable, era enfrentarse a lo mismo de siempre; al menos hasta ahora: no obtener lo que quiere en asuntos del corazón, no ser correspondido, hacerse falsas esperanzas para luego, estrellarse estrepitosamente.

Y eso, eso no es lo peor: lo peor es el efecto que eso tiene sobre el temperamento del Sardino: cuando se siente frustrado y solo, se avinagra terriblemente. Se vuelve rudo, cruel, malgeniado, cerrado...es tenaz, pero se le pasa. Cuando se pone así, es mejor dejarlo quieto y casi que poner un cartel en su puerta que diga "CUIDADO CON LA FIERA" pero yo lo comprendo (para eso son los amigos) y todos tenemos derecho a sentir lo que sea que sintamos y a expresarlo abiertamente. Es algo absolutamente respetable.

Por otra parte, y en cualquier caso, hay muchos peces en el mar, insisto (aunque por peces no me refiero al Galán, obviamente, eso fue un completo FIASCO) en otrora, en su primera juventud, El Sardino sufrió por otro man y creyó que ese era el hombre de su vida y que después de él...nada ni nadie. Y ahora está igual pero por otro man, El Flaco. Y ni que decir del Grillo y yo...y sin embargo, las heridas se cierran, uno sigue adelante y conoce a mas gente.

Pero de todos modos, ese estado es muy difícil de sobrellevar, no sólo para El Flaco sino para todo el mundo en general y no sólo en asuntos del corazón sino en general en cualquier cosa en la que hayamos puesto nuestras esperanzas y nuestro esfuerzo y que, al final, no resulta.

Frustración, desaliento, decepción y, en no pocas ocasiones, desesperación....estamos súper emocionados con eso, estamos seguros de que todo saldrá sino como lo esperamos y planeamos, aún mejor. Pero entonces...¡puff! Nos cae un baldado de agua fría que nos despierta, o aterrizamos estrepitosamente (de emergencia y de un dolorosísimo tramacazo con su consecuente madrazo) y vemos como nuestros planes, nuestro sueños, nuestros proyectos se hacen humo, o se van por el sifón, según cual sea la imagen que cada quien prefiera. Todo se nos oscurece y uno cree que no encontrará nunca la salida. Que es el fin.

Y claro: entiendo reacciones como la del Sardino, eso da mucha piedra...pero por ahí dicen que el esfuerzo, el sacrificio y el sufrimiento no deliberado, obtienen su justa recompensa. Tarde o temprano y con creces.

El caso es que el panorama puede ser desalentador y el camino lleno de rocas filudas y sin embargo, hay que seguir adelante y tener fe y confianza en que, si, por más negro y frío que sea el día de hoy, el mañana se nos presentará mucho más prometedor. Aún no sé si el bache emocional (o chiripiorca) del Sardino se prolongará tanto como para que decida desistir de jugar esas cartas con su adorado Flaco. La verdad, una vez dije que entre hacer y no hacer...siempre es mejor hacer, pero desde entonces hasta ahora, han pasado tantas cosas que ya no sé que tan cierto sea eso. Sólo espero que las cosas se den de la mejor manera posible para El Sardino, ahora que ya va siendo hora de que la suerte en el amor POR FIN le sonría.

Gracias por leerme, los invito a que voten en la nueva encuesta de calidad del blog con el fin de mejorar la calidad del servicio y espero me sigan visitando. Un saludo, se cuidan y los dejo con esta canción.

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