viernes, 13 de mayo de 2011

FERNANDO VALLEJO: EL MARQUÉS DE SADE COLOMBIANO


En el siglo XVIII, un hombre noble y adinerado escandalizó a Francia: era un escritor y filósofo que se atrevía a pensar lo impensable. Y peor aún: lo pregonaba a las cuatro vientos y lo plasmaba en sus novelas, obras de la más monstruosa obscenidad y la más abyecta corrupción moral. Ese hombre fue el Marqués de Sade - de cuyo apellido devienen los términos sadismo y sadomasoquismo - un personaje que, para bien o para mal, marcaría de forma definitiva, no sólo las letras universales, sino también la sexualidad, la psicología, la filosofía y hasta la sociología.

Pero, como ocurriera con muchos genios, estaba adelantado a su tiempo: en aquella época fue juzgado bajo cargos que iban desde desviaciones como la sodomía hasta la simple y llana perversión moral, pasando muchos años en la cárcel (la temible Bastilla) de donde saldría libre durante su toma, el 14 de julio de 1789, en el marco de la bien ponderada Revolución Francesa. Sin embargo, parece que las generaciones futuras, si bien reconocían su cinismo y su terrible perversión sexual y moral, también le concedieron algo de crédito y así, le hicieron justicia...ni más ni menos de la que merecía, eso si. Es así como hoy en día, más de la mitad de la población (o al menos de la población instruida que sabe leer y escribir) a por lo menos escuchado hablar del Marqués de Sade.

Sin embargo, pese a sus aportes y contribuciones, sobre la figura del Marqués de Sade pesa mucho más su perversión que su talento, al punto que no son muchos a los que les gustaría volver a tener a alguien como él en el panorama. Pero, para desgracia suya, tal personaje existe. No nació en un país sofisticado, civilizado y culto como Francia, sino en uno que le daría mucho más de que hablar y escribir: la bárbara, sometida y subdesarrollada Colombia. No me odien por decir tales cosas de nuestra benemérita e impoluta patria. No hago más que reflejar el pensamiento del Marqués de Sade II, nuestro Marqués de Sade colombiano, Fernando Vallejo.

En efecto, Vallejo no vacila en decir lo que piensa sin rodeos ni tapujos y parece no temerle ni a la opinión ni al castigo de nadie (pese a haber nacido y crecido en medio de una cultura tan tradicionalista, retrograda y piadosa como la paisa...y para colmo hijo de un prestigioso político) Al leer sus novelas queda más que claro que no se reserva absolutamente ninguna opinión. Sobre todo a la hora de despotricar.

El lector que desconoce la obra de Vallejo, se imaginará que, lo más obvio es que despotrique contra los villanos de este país: los políticos corruptos, los curas pederastas, los delincuentes, la guerrilla, los paracos, los asesinos, etc. Yo que he leído a Vallejo les diré...que si: despotrica de todos ellos. Pero también despotrica de la maternidad (empezando por su madre...la de él, no la suya) y, naturalmente, de las mujeres embarazadas, despotrica de los niños, despotrica de los pobres y los feos, despotrica de los taxistas y el vallenato (bueno...¿quien no?) despotrica de la Santa Iglesia y, sobre todo, despotrica del país. Incluso para quienes no están familiarizados con su obra, fue un total escándalo cuando, tras la reelección de Uribe en el 2006, Vallejo decidió renunciar a su nacionalidad colombiana y adoptar la mexicana (vive en México desde hace cuarenta años) Según él mismo, ahí fue cuando se convenció de que este es "un país idiota". Que cada quien saque sus propias conclusiones basándose en la opinión y la imagen que tiene de Uribe. En este blog no se opinará al respecto.

El lector se preguntará: y entonces ¿hay algo o alguien a quien Vallejo defienda? Si, los hay...son los que uno menos y más se imagina, según la perspectiva de cada quien: los animales, los homosexuales (de hecho él es abiertamente homosexual) y los chicos jóvenes y atractivos que describe en sus novelas, aún cuando sean delincuentes; sicarios al servicio de Pablo Escobar, como en La vírgen de los sicarios. Y, ya que entramos en materia, hablaré de su obra.

La vírgen de los sicarios es una de las primeras novelas de Vallejo que conoce la luz. Narra la historia de amor entre un anciano homosexual y un joven sicario proveniente de una comuna de Medellín, enmarcada en el ambiente de violencia, cinismo y falta de moral consecuencias del narcotráfico. Básicamente dos rasgos llaman mi atención en este novela: el primero, que si bien Vallejo, hace notar su odio y su desprecio contra Medellín y sus habitantes por su mediocridad, su deshonestidad, su falta de cultura y su subdesarrollo mental, también, al hablar de calles, avenidas, edificios, iglesias y barrios, consciente o inconscientemente le ofrece al lector un tour turístico por la ciudad, eso si, con mucho humor negro...pero también dejando entrever un dejo de nostalgia.

El segundo rasgo que deja perplejo al lector es la impunidad: el joven sicario, de brazo con el protagonista, va matando gente por Medellín, a plena luz del día, en medio de calles atestadas de gente...¡y nadie hace nada! Todos se hacen los locos. Así, caen mujeres embarazadas, niños, taxistas, mimos y simples transeúntes que, de una forma u otra, los han ofendido. Todos ellos caen por las balas del sicario ante el horror del lector y el deleite del narrador.

En esta novela, al igual que en las demás, Vallejo trasgrede los límites de la moral y la ética al atentar contra todo aquello que es considerado como "lo más sagrado": las madres, los niños, el género femenino en general y la Iglesia Católica. No obstante, al mismo tiempo ofrece una explicación razonable: si la situación del país es tan dura y precaria ¿para que traer más niños a sufrir a este mundo? Y, si una familia es pobre y tiene tantas necesidades ¿porque se ponen a tener hasta diez hijos o más? Quizás lo que mas irrite a sus múltiples detractores (es difícil decir qué es lo que más inspira: si admiración u odio) es que no tienen manera de refutar estos argumentos. El tono desafiante y abrasivo de su prosa  ha de persistir en sus otras novelas, de marcado carácter autobiográfico.

Entre sus obras se incluyen: El río del tiempo, una antología que incluye: Los días azules, El fuego secreto, Años de indulgencia, Los caminos a Roma y Entre fantasmas, el autor relata descarnadamente su propia vida: empieza con su infancia en la finca Santa Anita y el barrio Boston de Medellín; sigue con su adolescencia en Medellín y Bogotá,  durante la cual explora el mundo de las drogas y tiene sus primeras experiencias homosexuales; luego con sus experiencias en Europa y Estados Unidos y finalmente, su vida en México; El Desbarrancadero, que relata la terrible y dramática agonía de su hermano Darío, enfermo de SIDA; La rambla paralela, narrada en su lenguaje agresivo y estridente y en el que constantemente se confunde el escenario entre Barcelona, Medellín y México, en medio del calor de un verano infernal; Mi hermano el alcalde, en la que narra las peripecias de un hermano suyo que ocupa el cargo del alcalde de Támesis, Antioquia y, finalmente, la cereza del helado, un ensayo, La puta de Babilonia, un escandaloso y extenso prontuario criminal de la Iglesia Católica.

Cada una de estas obras, cada una de estas historias y cada uno de estos personajes descritos en ellas son, más que un dedo, una puñalada en la llaga. En ellas se siguen atacando cosas intocables e inmaculadas como la Iglesia Católica, a la que Vallejo considera otro mal social; incluso al Papa, el beato Juan Pablo II, la imagen misma de la santidad, a quien se refiere como un pervertido, un "buena vida" y una "loca", llegando a referirse a él como Juana Pabla.

También le tira rayo a la política (una actividad que, a ojos suyos, es mucho más burocrática que realmente política) y, por consiguiente, a los senadores, los congresistas, los alcaldes y al entonces presidente de la república, César Gaviria, a quien describe como una "lorita garrula". Desde su punto de vista, son una banda de sátrapas y bandidos, además de incompetentes que se lucran a costillas del pueblo que, sin embargo, se lo merece: primero, por ser como son y segundo, por haberlos elegido.

Pese a que las escenas eróticas son escasas (prácticamente no existen, según él porque "no le gusta contar menudo delante de los pobres" cosa que no sé si recriminar o agradecer) el enfoque que le da a la sexualidad y el erotismo constituye otro de los rasgos de su obra que lo asemejan al Marqués de Sade...aunque no el único. La pluma de Vallejo es igualmente rebelde, aguda y corrosiva; expresa lo que piensa sin reparos, de forma tan cínica como ácida y sarcástica; se atreve a acusar a quienes nadie más se atreve a acusar y habla de lo que nadie más se atreve a hablar. Él es quien es, piensa lo que piensa y además lo escribe y publica...contra viento y marea. También, pese a la impresión que da en sus novelas, de odiar la vida y despreciar al género humano en su conjunto, también en las novelas, la vive al extremo y como él quiere: el protagonista/narrador, aunque resentido y misántropo, es también un hedonista que vive a su anchas, disfrutando de todo tipo de placeres sin importarle la moral ni la opinión pública; como si no hubieran ni mañana ni consecuencias.

En más de un sentido, al atacar de forma tan frontal y despiadada la doble moral y la hipocresía, también nos ataca a cada uno de todos nosotros como miembros de la sociedad, porque la realidad que él describe en su obra, constituye un complejo conjunto de cosas que, en algún momento, hemos vivido, hemos sentido, hemos padecido, hemos deseado, hemos pensado.Y ¿qué hace la sociedad cuando le dicen la verdad sobre si misma? odiar, rechazar, despreciar y desacreditar: el malo es él, el degenerado es él, el amargado es él, el perverso es él, el antipatriota es él, el antisocial es él. No hacen más que halagarlo (sobre todo con los dos últimos epítetos) Para desgracia de todos sus detractores, Vallejo no tiene una Bastilla que lo detenga.

El Marqués de Sade difícilmente habría podido elegir un mejor sucesor.

Gracias por leerme, espero que la entrada les haya gustado y, sobre todo, me sigan visitando, comenten y voten en la encuesta de calidad del blog. Es la segunda vez que publico esta entrada así que, para los que alcanzaron a leer la primera versión, les agradecería me dijeran qué tal quedó esto y si le falta o sobra algo; eso si, trate de hacer esta lo más parecida a la primera pero...no sé. Sigo pensando que le hace falta algo. En fin: espero sus comentarios al respecto. Por ahora los dejo con el trailer de La vírgen de los sicarios. Esperen más posts próximamente. Que los disfruten



         
 

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