martes, 3 de mayo de 2011
BASURA DE ALTA PUREZA
Es triste pero cierto: ni siquiera el mundo de las letras, asociado a un arte tan bello y sublime como la literatura, está libre de la mediocridad y la chapucería. Para mi, que estudié literatura, es vergonzoso hablar de esto; pero del mismo modo, y precisamente por haber estudiado literatura, pienso que soy uno de los más indicados para hablar de estos tristes remedos de obras literarias. Y aunque no lo sea...quiero y puedo hablar de eso. Así que lo haré.
Sucede que, hace ya unos dos años, tome cierto curso en la universidad, curso del que ni yo ni ninguno de los que lo vieron conmigo quiere acordarse, entre otras cosas, por los libros que nos tocó leer en él. Si, digo "tocó" y no "correspondió" porque fueron más una imposición insoportable que la asignación normal de un texto literario de algún valor, aún cuando nuestra profesora, por demás recién desempacada y con poco criterio, hablara de estos libros que componían el corpus del curso como "hitos de la literatura contemporánea". Resulta ser que en este curso, fuimos divididos en varios grupos y cada grupo escogió un libro entre las múltiples, pero nada prometedoras, opciones que nos dio la susodicha profesora. Mi grupo, compuesto además de mi por La Marze, La Totis y una vieja de quien ya hablaré más adelante, escogió Basura de Héctor Abad Faciolince. Y es ese el libro que pasare al papayo el día de hoy.
¿De que trata tan fascinante "novela"? De un escritor fracasado, mediocre (por decirlo menos) incapaz de escribir siquiera dos frases de algún valor y que responde al nombre de Bernardo Davanzati, un hombre que Abad Faciolince describe como un anciano de cerca de sesenta años de edad, pequeño, de cabello gris y de ojos azul acero, fríos e inexpresivos que, empero, tienen un leve destello desafiante. Este pobre escritor sin nadita bueno que escribir, se va a vivir a un apartamento en el barrio Laureles, uno de los más acaudalados y prestigiosos de Medellín, en el apartamento, entre los vecinos, un verdadero bestiario de seres rocambolescos y estereotípicos, Davanzati es conocido como "el del 301", para todos, excepto para el del 201, un chismoso sin vida propia que se dedica a espiarlo, en parte, porque no tiene oficio, y en parte porque lo conoce bastante bien: Davanzati tuvo un instante de gloria, muy, pero muy breve...y a ojos de su vecino chismoso muy significativos. Dos novelas, Diario de un impostor y Adios a la juventud le dieron una fama que él no supo ni manejar ni disfrutar y ahora, ahí estaba: era un solterón que patinaba inútilmente en su propia falta de talento. Y que, para infortunio de la raza humana, todavía, siendo consciente de esta limitación, escribía. Cosas sueltas, breves, irrisorias y, por supuesto, hediondas que, el autor, muy comedidamente, cita para el deleite (aunque en realidad es nausea) del lector.
Pero sucede que Davanzati, en una sorprendente demostración de moral y de lucidez, bota lo que escribe a donde pertenece: la basura. Pero el vecino chismoso este del que les hablo (digno alter ego de Abad Faciolince) arrastrado por su falta de quehaceres, no sólo descubre que su ídolo ha vuelto a escribir, sino también que, lo que escribe, lo bota a la basura como, repito, corresponde. Este vecino, sabrá Dios por qué, se dedica a rescatar de su lugar natural estos escritos. Leyéndolos con inexplicable avidez...aún cuando también él debe reconocer que son un asco. Esa es, esencialmente, la triste y patética historia que narra Abad Faciolince a lo largo de 190 inútiles, descoloridas y desabridas páginas en las que, esencialmente, no sucede nada distinto de lo hasta ahora descrito: Davanzati escribe más y más basura y el vecino chismoso lee esta basura literaria después de extraerla de entre la otra basura...y de vez en cuando se inmiscuye en la vida del hombre. Son, en otras palabras, 190 páginas en las que se alarga lo inalargable.
Se supone que el mal escritor es Davanzati...pero Abad Faciolince, su creador, no se le queda atrás al punto que, de no ser porque él mismo lo señala, costaría trabajo diferenciar cuando escribe Davanzati y cuando lo hace el narrador. Ambos lo hacen igual de mal. La historia no es sólo inverosímil, sosa, repetitiva y vacía, sino que además está narrada de forma descuidada y escueta: repeticiones constantes, errores de sintaxis, diálogos poco elaborados y situaciones reforzadas marcan la pauta de este pasquín al que, sin embargo, algún jurado poco pensante le otorgó el Premio Casa de América de Narrativa Innovadora. Ni para que hablar de este tremendo premio (que cualquiera que se sepa el abecedario y sepa escribir una frase completa se lo puede ganar sobradamente)
Así, entre la prosa lastimera de Abad Faciolince y las cada vez más tristes demostraciones de falta de talento de Davanzati, se van 190 paginas que habrían sido de más utilidad si ardieran en la hoguera en alguna olla del centro de la ciudad. La verdad, después de haber leído este bodrio, no me quedaron ni cinco de ganas de averiguar sobre la vida de Abad Faciolince (sobra decir por qué) y sin embargo, uno siempre termina enterándose de ciertas cosas y, a juzgar por lo que he escuchado decir de él, parece que él mismo sirvió de modelo para crear a Davanzati: escribió otra novela Fragmentos de un amor furtivo, que pasó sin pena ni gloria...¿y ahora esto?
Para colmo, el tipo, que se desempeña mejor como columnista que como escritor (creo que hasta como contador público se desempeñaría mejor que como escritor) tiene fama de ser un pedante insufrible a quien el ego no le cabe en el cuerpo. Y ni falta hace que lo digan: en la misma novela se atreve a hacer críticas poco fundamentadas - y por supuesto nada respaldadas - de García Márquez y su obra. No será este el espacio para dignificar esas críticas majaderas nacidas de la envidia y el resentimiento amen de la certeza de que él jamás llegará a siquiera soñar con ser lo que es García Márquez para el país y las letras universales. A veces el hombre consigue el éxito y la gloria...y en consecuencia, infortunadamente, se le hincha el ego. A Abad Faciolince sólo le pasó esto último, como un pobre sustituto de las otras dos cosas.
En conclusión, es una verdadera pérdida de tiempo leer tan desastroso compendio de páginas que ni siquiera llega a novela, con personajes planos y sin gracia alguna, en escenarios anodinos y envueltos en situaciones paupérrimas, deprimentes y poco creíbles que no inspiran en el lector nada diferente a un deseo irresistible de cerrar el libro para ver qué están dando en VH1 o MTV (de lejos mucho más didácticos y constructivos que esta bazofia). Por lo mismo, pienso que en medio de todo, en dos cosas si acertó el autor de...esto: dar un claro ejemplo de lo que es un mal escritor (vuelvo y repito: sea Abad Faciolince o Davanzati...los dos son igualmente malos) y en el título, que, como bien dijo La Marze, lo dice todo: Basura es lo que es este libro, absolutamente desechable; basura imposible de reciclar e indigna de ser rescatada como no sea por este vecino chismoso y carente de vida. Basura que, por el bien de la sociedad en general, debe de ser incinerada y sepultada en el olvido para que las futuras generaciones no tengan que siquiera oír hablar de ella.
En ese curso del que les comenté y en el que tuve que leer este pseudo-libro, no nos estaba permitido opinar en contra de lo que allí se leía. Por eso, a nombre mío y de todos mis excompañeros de ese curso, esa espina queda oficialmente extraída en este post, en el cual, además, me he desahogado diciendo exactamente lo que pienso de este folletín y que, además, es acorde con la opinión general que se tiene del mismo; aun cuando a la profesora no le agrade de a mucho (si es que algún día llega a saber de este blog y lee este post) este libro, como otros que mandó a leer en ese curso, no son hitos de la literatura contemporánea, sino abominaciones de disque intelectuales con mucho más ego que talento.
Gracias por leerme, espero que el post haya sido de su agrado y que me sigan visitando. Por ahora los dejo con el video de rigor, esta vez, mostrando cómo sería Abad Faciolince si fuera actor de Hollywood. Esperen más posts.
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