lunes, 9 de mayo de 2011

LA HISTORIA DE UN AMOR INCIERTO


¡ADVERTENCIA!: Si bien las situaciones aquí descritas son reales, los nombres de los directamente implicados  han sido modificados para proteger su identidad. Se recomienda discreción.

Hoy es el día, el gran día en el que les contaré la historia del amor imposible del Sardino, El Flaco. A él lo conoció por azares del destino: El Sardino ya se iba a graduar. Era prácticamente un hecho y yo, de vez en cuando, lo fregaba con eso, con que ya le tocaba salir a guerrear al mundo laboral. Pero él no estaba listo, todavía no se sentía preparado "No, parce...yo no me siento listo para salir de la universidad; no sabe cómo quisiera quedarme, seguir acá...así fuera sólo un semestre más" Lo raro, es que su plegaria fue escuchada...y concedida.

Tenía que presentar el examen de suficiencia de inglés, último requisito para graduarse...y quedó en cuarto nivel. Lo que significaba que le tocaba verlo, cosa por la que no sabía si alegrarse o preocuparse: en la casa le habían dicho que sólo podía ver un semestre más...que para el siguiente ya no había plata. Así que, al no haber nada más que hacer (ya que El Sardino tenía que ver el curso de inglés para graduarse) los papás pidieron un préstamo y su insólito deseo se hizo realidad: iba a pasar un semestre más en la universidad viendo sólo el curso de inglés. Un semestre que no olvidaría jamás.

Recuerdo perfectamente cuando me contó sobre su primer día de clases: "Pues ahí conocí a dos manes re todo bien...pero ahí en la clase hay un man...para qué, el man sabe inglés...pero es de esas personas así re chicaneras y egocéntricas, que les encanta llamar la atención...un estrés, marica" Ese man era El Flaco.

Con el paso de los días, según lo que El Sardino me contaba en nuestras largas conversaciones por el Messenger, el curso se dividió en dos grupos, cada uno de los cuales, desarrollaría una actividad distinta para el final del curso...y resultó ser que El Sardino y El Flaco quedaron en el mismo grupo que, de por si, no era muy numeroso y en el que todos se conocían y se hablaban con todos. Ese grupo rápidamente pasó, de ser un equipo de trabajo a un parche de amigos: todas las noches El Sardino me hablaba de todos los amigos y amigas que había hecho en el grupo, de lo bacano que era trabajar juntos y lo bien que se llevaban todos. Incluso El Flaco le empezaba a agradar. Ahora le parecía un man interesante, chevere, culto, divertido, amigable...un poco estrafalario eso si, pero buena gente y buen conversador, con todo y que muchos de los del curso de inglés lo hacían a un lado por ser algo molesto...de todos modos a él le agradaba. Me dijo que se le parecía mucho a Elvis Presley, por el peinado y las patillas. Tengo que reconocer que tiene la razón.

De él, además, me contó que, antes de integrarse al grupo, le había parecido un man bastante pantallero, chicanero, que le encantaba llamar la atención, pero tan pronto como empezó a tratarlo más de cerca, llegó a la conclusión: el man también era gay. Y días después, en una conversación un tanto casual, llegaron a ese tema. El Sardino siempre ha sido muy abierto con eso y no tuvo reparos en decirle que era gay...y cuando le devolvió la pregunta, El Flaco, para su sorpresa, contestó con una evasiva: según él, su sexualidad estaba en stand by. A juicio del Sardino, eso sólo significaba que era gay...y aún no lo reconocía, fuera porque no quisiera o no pudiera. Pero en fin...cuando me contó eso, no pude más que estar de acuerdo con él.

Pasaron unos días en calma, cuando, de pronto, un domingo por la noche, cerca de las diez, estando en mi cuarto, me sonó el celular. Era El Sardino: "Sardino ¿qué sucede?" le pregunté alarmado...."Parce...me enamoré" "Pfff ¿qué? jajaja, Sardino de que..o mejor dicho de quien está hablando?" ¿Y de quien más iba a ser? El Flaco, con su inusual encanto, le estaba robando uno a uno cada pensamiento de su mente. Cupido lo atacaba de nuevo y, en el caso del Sardino, eso es muuuy grave.



El Sardino, cuando se enamora, flota durante días en una nube de sueños y fantasías, con la gracia de un cisne ebrio, ajeno por completo a las rudezas, groserías y mezquindades de este mundo. Sólo El Flaco y él importaban. Ahhh...eso fue un desastre. Unos días después, yo estaba caminando frente al edificio donde El Sardino tenía su fantabulosa clase de inglés, cuando de pronto, me salió al encuentro para contarme su hazaña: el día anterior, había comprado en un bus cinco chocolates y, en la noche, decidió regalarle uno al Flaco (estabamos en septiembre, mes del Amor y La Amistad) Le hizo una tarjeta de papel en forma de corazón con el mensaje "Feliz Día de Amor y Amistad" que luego le coloreó de rojo. ¿El desafío? dejársela en la maleta sin que él lo notara...¡y lo logró! Estaba dichoso por eso, pero al parecer, el man nunca lo encontró en la maleta...o eso creyó El Sardino.

Pero no todo era rosas y vino para El Sardino quien, cómo siempre, creía tener esperanzas con El Flaco: parecía que al man, le gustaba una chica del grupo, La Chechis, se la pasaban juntos para arriba y para abajo, se hablaban todo el tiempo, el man era re cariñoso con ella y, para acabar de completar, todo el mundo se la montaba a la china por eso...cosa que constreñía el hígado del Sardino - celos, que llaman, por más que La Chechis repitiera una y mil veces que no tenía interés en El Flaco - fueron esos celos, según me contó él mismo, los que le ayudaron a darse cuenta de que sentía algo por él. Por eso mismo, El Sardino estaba decidido a tomar la delantera: lo agrego al Messenger, lo saludaba, le montaba conversación, intentaba acercarse a él por todos los medios...pero el man, si bien conversaba con él, no mostraba mucha disposición. Y además, era una bala perdida: duraba tan poco tiempo en el Messenger como en la universidad. Tan pronto se acababa la clase, desaparecía como un suspiro. Para colmo, una amiga de los dos escuchó decir al Flaco, a propósito de La Chechis, que él no podía tener nada porque ya estaba comprometido. "Paila, Sardino..." le dije yo. Pero ¿de qué sirve eso cuando alguien está enamorado y sólo escucha lo que quiere escuchar?

Parecía que El Sardino estaba involucrado en otra triste historia de un amor imposible...¿o no? No lo sabíamos pero tanto él, como yo, necesitábamos salir de dudas, así que El Sardino se decidió a lanzarse al vacío: se le declaró en una carta que, si hubiera sido una carta-bomba, no habría sido tan explosiva acompañada, además, por una caja de chocolates. En otro sorprendente golpe de gracia, El Sardino le dejó todo eso en la maleta y se lo diría al día siguiente, después de clases. Pero nuevamente la suerte parecía darle la espalda: aún antes de que acabara la clase, El Flaco salió, raudo y veloz...y de poco sirvió ir tras él. Se fue...la misma amiga en cuestión (que además escuchaba y animaba al Sardino) los contactó por celular. Pero no había caso, el man había salido de la universidad y se había ido en bus a quien sabe donde. Tocó hasta el otro día.

Al día siguiente, se le declaró y la sorpresa del Sardino con la respuesta del Flaco fue mayúscula: el man lo sabía TODO: el chocolate de amor y amistad, la carta, la caja de chocolates...todo, él sabía que estaba enamorado de él, que él era su pretendiente secreto. Le explicó que él se desestabilizaba con mucha facilidad, que esa semana había sido muy difícil para él y que si: estaba con alguien en ese momento. Respetaba mucho sus sentimientos y agradecía todo lo que había hecho por él...pero nada más. FIN...?

Siguieron hablándose por el Messenger, conversaciones banales, pasajeras, anodinas. Llegó un punto en el que El Flaco no le hablaba, no le contestaba o lo sacaba de taquito. El Sardino se armaba de valor y paciencia, bombardeado además por los consejos de ciertos amigos, y aguantaba. Hasta que no pudo más...y yo le di un empujón: "Sardino, bote a ese man...ya, deje así, hay muchos peces en el mar" "¿Sabe que si? Tiene razón, ya no más de esto" Y lo eliminó del Facebook (al menos)

Un domingo en la mañana, mi celular volvió a sonar. Nuevamente, era El Sardino: "¿Qué pasó?" le pregunté "Lo que no se imagina" El viernes en la noche, había asistido a un reencuentro de ex alumnos del colegio, El Sardino se puso a tomar aguardiente...y los demás lo ayudaron a embriagarse aún más. El pobre Sardino quedó listo. Se fue en un taxi porque no podía de lo ebrio que había quedado. Llegó a su casa a la 1 de la mañana y, así jincho como estaba, se dijo: "¡Mandémosle un mensaje al Flaco!" Prendió el computador, se metió al Facebook y le mandó el mensaje de amor más bizarro y pintoresco que alguien se pueda imaginar. Se le declaraba otra vez, prácticamente...y le decía lo mucho que lo quería, lo amaba y lo adoraba. El Flaco al ver el mensaje, lo bloqueó en el Facebook. Osea, más paila todavía.

Aún sin resignarse, El Sardino modificó una cuenta paralela que tenía de hacia rato y lo agregó como amigo...El Flaco lo aceptó y cual no sería la sorpresa del Sardino al ver que en uno de sus estados se refería a él...obviamente en términos para nada halagadores. Pero además, alguien más comentó el estado y él comentó a su vez, diciendo que lo había bloqueado, que se daba garra etc. Osea, por más que fuera, para bien o para mal, el man le estaba dando importancia. Mal que mal, le había movido el piso.

En la primera conversación que tuvieron por el chat del Facebook, haciéndose pasar por otra persona, El Sardino se delató, se dejó caer solito: dio datos reales y paila...el man lo eliminó y bloqueó esa cuenta nuevamente. Aunque El Sardino pudo corroborar, eso si, que su pareja en efecto era otro man.

En todo caso, esa misma noche, El Sardino le mandó un mensaje en el que se disculpaba, le dejaba en claro que no se arrepentía de nada y le prometía que no lo volvería a buscar jamás. Que por mucho que lo quisiera, en este mundo nadie es indispensable y él no era la excepción...pero yo de eso no estoy tan seguro.

El Flaco se ha convertido en una presencia constante en la vida y el pensamiento del Sardino. Él todavía lo quiere, lo extraña, lo añora, por más que procure disimularlo: yo lo conozco lo suficiente e indudablemente, El Flaco le llegó al corazón. Incluso hace poco, le mando un mensaje con motivo de su cumpleaños, con dedicatoria musical y todo. Quien sabe si eso lo habrá conmovido, así sea sólo un poco. Sólo El Flaco sabe qué es lo que realmente siente y piensa con respecto a todo lo que sucedió con El Sardino y, a mi juicio, si en algo corresponde sus sentimientos, es hora de que haga algo...El Sardino ya ha hecho más que suficiente. No tengo idea de cómo acabará esto: sólo espero que, con quien quiera que sea, El Sardino, mi amigo, mi parcero, sea feliz.

Gracias por leerme, espero me sigan visitando. comenten mis posts y voten en la encuesta. Un saludo para mis lectores en Brasil. Los dejo con este video musical. Se cuidan y esperen más posts.



    

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