lunes, 11 de abril de 2011

CLÁSICOS DEL SÉPTIMO DESASTRE: EL MAN, EL SUPERHÉROE NACIONAL


Antes que nada, considero preciso y de vital importancia aclarar algo: yo no soy un experto en cine ni tampoco pretendo serlo; solamente doy mi humilde opinión que, entre otras cosas, no es la última palabra. El lector, en este como en cualquier otro espacio, tiene absoluta libertad para diferir con lo que acá se exponga, pero no para coartar la libertad de expresión, ni mía ni de nadie.

Bueno, una vez hecha esta aclaración, procederé a hablar de algo que me sucedió ayer, domingo en la tarde. Resulta ser que, por segunda vez consecutiva y por cosas del destino, me fue imposible hacer mi entrada diaria: clase de informática/matemáticas en el estudio, visita de seis horas en la sala...en fin, una cosa detrás de otra. El caso, no me quedó otra opción más que la de arrinconarme en el cuarto de mis papás a ver que me deparaba la de por sí poco prometedora programación dominical. Es así como, pasando canales, termine en CINE LATINO, un canal por el que, como su nombre lo indica, pasan películas de países latinoamericanos...entre ellos Colombia y justamente de acá era la película que estaban emitiendo.

Normalmente al saber que algo nuestro está en el exterior, al alcance de todo el mundo, es algo que nos llena de orgullo y nos hace sacar pecho...pero no era este el caso. La película, hoy vengo a saber, se llama El Man, El Superhéroe Nacional, protagonizada por Bernardo García, Fernando "El Flaco" Solorzano, Inés Prieto, Lorna Paz, Jaime Barbini, Marcela Benjumea y Julio César Herrera entre otros y dirigida por Harold Trompetero.

La verdad yo la cogí tarde, ya hacía un buen rato había empezado (en todo caso estoy seguro de que no me perdí de mucho) y al principio no me chocó y la empecé a ver: cuenta la historia de un muchacho, Felipe de Las Aguas (Bernardo García) que vive con su mamá (Inés Prieto) y se gana la vida manejando un taxi. Un buen día, al barrio llega Federico Rico (Fernando Solorzano) un viejo amigo de la infancia de Felipe a proponerles comprar la casa donde viven. Felipe esta entusiasmado, pero su mamá se rehúsa. Días después, Felipe se entera de que Federico trabaja para una constructora (firma, inmobiliaria o algo por el estilo) llamada Inversiones Camaleón que planea literalmente derribar el barrio para construir un centro comercial, por lo que, a través de engaños y mentiras, buscan convencer a los vecinos para que vendan sus predios a precios irrisorios. Felipe llega justo a tiempo para ver cómo intentan desalojar a los viejitos del ancianato del barrio entre los abucheos y los improperios de todos los vecinos que se solidarizaron con los ancianos. Ese es el momento más importante de la película (y, a mi modo de ver, el principio de su lenta y dolorosa agonía) porque es ahí cuando, alentado por el novio de su mamá (Jaime Barbini) Felipe de las Aguas se pone un horrendo disfraz de 500 pesos y se convierte en El Man, el superhéroe que con sus ignotos "super poderes" (vease totes, voladores y chispitas mariposa) saca corriendo a los gañanes que llevaban a cabo la diligencia del desalojo (cinco camajanes intentando derribar la puerta del ancianato con un tronco como si estuvieramos en la Edad Media).

Este superhéroe de quincuagésima categoría es aplaudido por todos los vecinos del barrio en una lamentable muestra de ridiculez y fatuidad. Fue ahí cuando tome la sabia decisión de cambiar de canal.

Personalmente pienso que no hay nada de malo en hacer parodias de cómics o de superhéroes y, ¿por qué no? salpicarlas con algo de humor "criollo". Pero precisamente de eso hablo: de HUMOR, el humor no es ni será nunca sinónimo de ramplonería, chabacanería o mediocridad. Y esas tres cosas (y otras más) son las que sobran en este verdadero esperpento cinematográfico: efectos sonoros trillados que en lugar de risa causan bostezos; chistes flojos y de mal gusto; actuaciones paupérrimas; situaciones inverosímiles y efectos especiales de medio pelo evidencian la falta de talento, originalidad y materia gris de sus creadores.

En otras palabras, producciones como El Man, El Superhéroe Nacional cumplen el mismo objetivo que muchas telenovelas, realities y programas de concurso de la pantalla chica: un fin que aún no es muy claro ¿poner en evidencia lo brutos que son quienes las ven hasta el final o embrutecer más de lo que ya? Como sea, producciones de este tipo hacen más provecho, y mucho menos daño, enrolladas en un tubo de cartón empotrado en un baño público que en la pantalla, sea grande o chica.

Así que, mi consejo final: si ven esta película, sea en la cartelera de algún cine de barrio o en algún canal de televisión...haga cualquier otra cosa menos verla: sígale dando al croché, el macramé o el punto de cruz, desgrane arvejas o mazorcas, pele papas, lave la ropa o pángase a planchar; cualquiera de estas actividades es mil veces preferible que someterse al suicidio masivo de neuronas desencadenado por la exposición a estos monumentos a la podredumbre cerebral. A continuación, y no por sadismo sino para quienes no se han visto esta vaina y no me crean todo lo que acabo de decir, el trailer de este excremento fílmico.

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