lunes, 25 de abril de 2011

LAS SUPERSTICIONES



Todos, por múltiples razones, necesitamos creer en algo que vaya más allá de la realidad empírica e inmediata, de lo que perciben nuestros sentidos, de lo que se puede respaldar con argumentos lógicos. La inmensa mayoría de la población mundial se refugia en la religión y así, Dios con los santos, los beatos y las advocaciones marianas; Buda, Alá y el interminable panteón de dioses y diosas indios, cuentan con una considerable legión de devotos seguidores de los cuales, un buen número, aseguran haber recibido favores y milagros del dios, el santo, el beato o la virgen a los que tanto les rezan. Entre todos ellos, entre los que me cuento yo, es común el decir: por encima de Dios no hay nada ni nadie.

Repito: yo comparto plenamente esta idea...sin embargo, no se puede ignorar la otra parte de la población, los que, crean o no crean en Dios, creen en otras cosas, otras fuerzas, otros poderes que pueden, ser benéficos o maléficos: los supersticiosos.

Las supersticiones son tan comunes y numerosas que, con el paso del tiempo y las generaciones, se han venido insertando en el imaginario colectivo y la cultura en general: romper un espejo es mucho más que un simple accidente: son siete años de mala suerte; un gato negro es mucho más que una simple mascota: es causa de infortunio para quien se lo cruza y de buena suerte para quien lo tiene; la muerte de nuestros peces es mucho más que una penosa eventualidad: es otra causa de infortunio, eso si, dependiendo de si eran una cantidad par y si tenían nombre; el hecho de que un objeto de cristal caiga o choque sin romperse, más que un hecho afortunado, augura una muerte cercana, al igual que el revoloteo de una mariposa negra.

Y así sucesivamente: pasar bajo una escalera, pasar la sal de mano en mano, usar un mismo fósforo más de una vez y abrir una sombrilla en un recinto cerrado son normalmente asociados a la mala suerte, pisar excremento, eso si, por accidente, nos traerá dinero extra; ser rondado por una mariquita nos traerá buena suerte y por una libélula, augura la llegada de una visita; la mujer que agarre el ramo de la novia cuando esta la lanza de espaldas es la siguiente en casarse...pero si la novia le entrega el ramo en la mano, no se casará jamás; si el novio ve a la novia con el vestido antes de casarse...tendrán un matrimonio infeliz; no hay nada de malo en tener helechos, pero si en la casa hay muchachas en edad de merecer...es mejor no tenerlos, pues se quedaran solteronas; si se pone una escoba tras la puerta de la casa durante una visita molesta, esto hará que se vaya antes de lo previsto etc.Estas son sólo las más conocidas y difundidas, pero también existe una infinita diversidad de otras tantas en función del país y la cultura.

Del mismo modo, existen muchas creencias asociadas a la buena suerte, principalmente, los amuletos: la herradura, la pata de conejo y el trébol de cuatro hojas se cuentan entre los más conocidos y populares.

De igual manera, las supersticiones han llegado a influir incluso en los números, apoyadas también en la numerología y la cábala: así, el 12 tiene múltiples significados, ya que 12 son los apóstoles de Jesucristo y 12 los signos del zodiaco, 33 fue la edad de Jesucristo, 7 es un número mágico asociado a la buena suerte, el 3 a la Santísima Trinidad y al dicho de "la tercera es la vencida", el 6 triplicado es el numero de la Bestia, 40 fueron los días que Jesucristo ayuno en el desierto y ni hablar del martes y viernes 13 normalmente asociados a tragedias y desgracias y, por lo mismo, considerados de mala suerte.

También hay otras supersticiones asociadas a ciertas fechas como la Semana Santa o el Año Nuevo y cada región del mundo tiene una creencia distinta con respecto a fenómenos como los eclipses o las lluvias.

Lo que muchos ignoran, empero, es que la mayoría de las supersticiones tienen orígenes bastante terrenales y prácticos: los gatos negros eran asociados a la brujería durante la Edad Media; la masacre de San Bartolomé (en el marco de las luchas religiosas entre calvinistas y hugonotes en Francia durante el siglo XIV) fue perpetrada un martes 13, usar el mismo fósforo para encender tres cigarrillos era una muerte segura para el tercer soldado en las trincheras durante la Segunda Guerra Mundial etc.

Personalmente, pienso que cada quien debe creer sólo en aquello que, de una forma u otra, le beneficie y ayude en su vida personal y cotidiana; la mayoría de las veces estas creencias y amuletos, funcionan más como un placebo: somos nosotros mismos los que los hacemos "funcionar" al sugestionarnos, al creer en su poder...somos nosotros, con nuestra pensamiento - y muchas veces nuestras inseguridades - los que les otorgamos un poder que en realidad no tienen. No obstante, resultan interesantes en cuanto elementos de la cultura popular y parte esencial de muchas de nuestras tradiciones, por lo que mi última palabra al respecto es neutral: creo sólo en algunas de ellas...pero considero imposible creer en todas.

Para finalizar, eso si, teniendo en cuenta otros puntos de vista, hay supersticiones que, como dije, son digamos...poco creíbles y tienen su origen en hechos o situaciones que poco y nada tienen que ver con la magia o con fuerzas sobrenaturales y, sin embargo, ¿para que arriesgarse con las que si tienen cierta credibilidad? Con todo y que, como mencioné al principio, las supersticiones tienen su origen en la necesidad de creer en algo, pero también, en la necesidad de escapar de la responsabilidad de nuestros actos y decisiones..y sin embargo, la lógica y la razón son más limitadas de lo que parece y el mundo en el que vivimos es mucho más complejo de lo que creemos.

Gracias por leerme y espero que me sigan visitando y que comenten los posts publicados hasta ahora. También mando un saludo a las personas en Lesotho, Italia, Honduras, Puerto Rico y Paraguay donde me han leído estos últimos días, muchas gracias por su sintonía y su  atención. Por ahora esto es todo. Un saludo, se cuidan y acá el video de rigor.

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