viernes, 1 de abril de 2011

CONSUMASE ANTES DE: (PRIMERA PARTE)


Hace poco un primo mío escribió como estado en el Facebook: "Las oportunidades tienen fecha de vencimiento" Dolorosamente cierto.

La vida pasa y pasa a través de segundos, de instantes...de días, de semanas, meses, años y si, algunas oportunidades "dan gabela" se pueden aprovechar más adelante. Pero las mejores, hoy están aquí, ahora...en unos días o apenas (unos segundos) ¡Puf! Se esfuman como en un truco de magia.

Pude haber ganado un concurso de ortografía...pero simplemente no quise; pude haber salido con un buen partido del que me hablaron en cierta ocasión...pero estaba enamorado de un tipo que no valía la pena y no tenía ojos para nadie más; pude haber puesto mi empeño para ser becado o irme de intercambio a otro país...pero no lo hice. E historias como estas, hay por montones, no sólo mías sino de todo el mundo. Tal vez sería acertado afirmar que, así como es de humanos pecar y errar, también lo es dejar ir buenas oportunidades.

Tal vez y, como dicen por ahí, de todo se aprende, pero ¿será que después de haber dejado pasar una buena oportunidad y haber aprendido la lección...la oportunidad se volverá a presentar? Dudosamente, pero también es posible que lleguen mejores.

Bueno, pues resulta ser que toda esta disertación sobre las oportunidades, obedece al hecho de que ahora, en este preciso instante, no sé si estoy o no a tiempo de aprovechar lo que parece ser una buena oportunidad de la vida: han pasado casi dos meses desde que lo conocí. Y la historia va mas o menos así:

Fue una noche infame y luctuosa de cuyos hechos no quiero acordarme. Estaba en la peor compañía imaginable pero aún no lo sabía. Sólo estaba sentado en una mesa de aquel bar, chiquito pero acogedor, bebíamos ron, gaseosa y jugo de naranja artificial mientras mis acompañantes me hacían señas para que me fijara en los tipos más feos del bar. No les hice caso.

Me levante de la mesa y me fui a la barra. Entonces lo vi y me decidí a llamar su atención: me quede mirándolo y él me empezó a devolver las miradas. estuvimos así por unos minutos hasta que él se acercó sin que yo hiciera ningún movimiento. Entonces, pasó mi Mesero de la Guarda y dijo: "¿Qué, cómo va la cacería?" Con eso fue suficiente para que el man me hablara: "Hum, ya lo conocen" dijo. Y así empezamos a hablar. Me dijo su nombre y su edad, me dijo que era bisexual y que en ese preciso instante no podíamos ir más allá: estaba con invitados.

Él me dio su teléfono sin que yo se lo pidiera (buena señal) y a los dos días lo llamé. Lo note frío y evasivo; me preguntó si ese era mi número y le dije que si, que ese era. Desde entonces no me ha vuelto a llamar y yo podría pensar que perdió el interés o que no guardó mi número (esto último es factible pero poco probable)

Lo cierto es que yo si tengo su número y he tenido la intención de llamarlo, pero siempre había surgido algo, bueno...siempre surgía lo mismo: no sabia qué decirle aparte del saludo y temo que él me corte de raíz. Además estaba atravesando por un periodo de cierta iliquidez monetaria y, en caso de que armáramos plan, estaría insolvente. Sin embargo, mi situación económica sufrió hoy un revés favorable y en cualquier caso, hay que correr el riesgo como dice la canción de Los Enanitos Verdes, y seguiré el consejo implícito de mi primo: lo llamaré y por lo menos veré si la oportunidad no ha expirado aún. De ser así, bueno, continuaremos en contacto o por lo menos yo haré lo posible porque así sea y si no...pues ni modo: hay mas peces en el mar.

En cualquier caso, en los próximos días sabré el resultado y lo postearé, por lo que, al menos en esta ocasión, deberé concluir con un

CONTINUARÁ....

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